En un escenario en el que las reservas hídricas españolas se encuentran a poco más de un 50% de su capacidad total y en Catalunya las restricciones son norma, herramientas como la IA adquieren un valor inusitado. ¿Por qué? Porque la solución, habida cuenta que parece ser que las lluvias serán cada vez más escasas, es optimizar el uso del agua y aprovechar, incluso la del subsuelo. Un ejemplo es el sistema que las empresas TEPRO y GMV están desarrollando de la mano de la Secretaría de Estado de Digitalización.

Agricultura. Unsplash
 

Modelos de predicción

El trabajo conjunto de TEPRO y GMV desarrolla modelos de predicción del contenido volumétrico de agua disponible en el suelo para el cultivo a partir de variables como las precipitaciones, la evapotranspiración, el coeficiente de cultivo específico y el contenido de agua. Estos modelos, basados en el análisis de datos climatológicos, permiten anticipar las necesidades hídricas de los cultivos y optimizar el uso del riego. Según las simulaciones realizadas en una finca de 13 hectáreas de Carmona (Sevilla), con almendros de la variedad Lauranne, se han obtenido estimaciones de ahorro de hasta el 58% en el gasto de agua de riego empleado para determinados periodos a lo largo del ciclo productivo.

El agua del subsuelo

La predicción del contenido de agua en el suelo no solo ayuda a anticipar las necesidades de riego, sino que también contribuye a hacer un uso más eficiente y eficaz del agua de riego al adaptar las prácticas agrícolas a las condiciones climáticas. Los resultados de los ensayos, eso sí, requieren validación en contextos productivos, pero nadie puede negar, explican los responsbales, que son “muy alentadores”. Cualquier sistema capaz de reducir el gasto de agua en un 58% debe, como mínimo, tenerse en cuenta.