Si fumas, tienes un problema: primero, con tu salud y, segundo, con la de los que te rodean; pero, además de ese, hay otra cuestión más que debería preocuparte porque el tabaco no es sólo peligroso por la manera como perjudica a la salud: su consumo genera también problemas ambientales porque, cada año, cinco billones de colillas acaban abandonadas a su suerte.
Contaminan el agua
Una sola de las colillas incluidas en esos cinco billones que acaban en el medio hasta que se degradan es capaz de contaminar mil litros de agua. ¿Por qué? Pues porque, al arder, los cigarrillos liberan sustancias nocivas como el cobalto, el aluminio, el arsénico, el alquitrán, el plomo o el estroncio. Parte de ellas acaba en los pulmones de los fumadores, pero otro notable porcentaje se queda en el filtro y llega al entorno cuando el cigarrillo se tira. El agua es un recurso finito y, en el actual contexto de cambio climático, increíblemente valioso.
El Mediterráneo
En el Mediterráneo, por ejemplo, se acumulan cada día 250.000 restos de todo tipo y, de ellos, el 30% son colillas. Ante la magnitud del problema, la Generalitat y diferentes ayuntamientos y entidades municipalistas catalanas han activado este verano acciones para popularizar las playas libres de humo, de colillas y de otros residuos vinculados al tabaco. Entre ellos, se han contado también los cartuchos fungibles que se utilizan para usar cigarrillos electrónicos, que se han revelado este año como una vía de entrada al tabaquismo para los más jóvenes. Tanto es así que, mientras que se calcula que el 22% de la población fuma, entre los jóvenes de 14 a 18 años, más de un 35% declara haber consumido tabaco. Y, de ellos un porcentaje nada desdeñable ha tenido su primer contacto con el tabaco a través de los cigarrillos electrónicos. Tú decides.