¿Qué falta para que el porcentaje de vehículos eléctricos vendidos en España se equipare al de otros países de nuestro entorno inmediato como Portugal? Wayne Griffiths lo decía hace nada, justo antes de abandonar la presidencia de Anfac: un compromiso real y serio por parte del Gobierno. De momento, se han conformado –en parte al hilo de la dimisión del inglés- con ampliar en Moves III hasta final de año, pero con eso no basta. ¿Por qué? Pues porque en muchos territorios, hay más solicitudes que fondos.

Wayne Griffiths, CEO de Seat. EP
 

¿Dónde se concentra la demanda?

La demanda de coches eléctricos se concentra en las grandes áreas metropolitanas y es, precisamente, en ellas donde los fondos disponibles no dan de sí para atender en tiempo y forma a todas las solicitudes de ayuda. En Madrid, por ejemplo, a los solicitantes a la espera de recibir el importe que les corresponde se les adeuda una cantidad que casi triplica los fondos allí disponibles. Aunque, de momento, el Gobierno asegura haber movilizado 1550 millones de euros, todavía quedan por repartir a las CCAA 113. La prórroga de las ayudas (350 millones más) se decreta para, y el Gobierno lo admite, “cubrir la demanda prevista”.

Otras herramientas

En vista de que el Moves III, por su complejidad, no es la respuesta que esperan los usuarios –ni las empresas- el Gobierno ha empezado a barajar la creación de una nueva herramienta para fomentar la electrificación: los e-credits. Se limitarán, eso sí, al sector del transporte. También se han activado ya otras líneas de incentivos: 50 millones para acelerar la electrificación de las flotas de empresas y 150 millones para Moves Corredores con el objetivo de financiar el despliegue de puntos de recarga. Los problemas, sin embargo, siguen siendo los mismos aún y con la prórroga: los coches eléctricos siguen siendo muy caros, la red de puntos de recarga es insuficiente, las baterías se deterioran hasta convertirse en inservibles antes de que el coche cumpla veinte años y las ayudas que se reciben, además, han de declararse en el IRPF. ¿Ha hecho bien Griffiths en dimitir?