La decisión, comunicada por el Gobierno esta semana, de prorrogar el Plan Moves III de incentivos para la compra de vehículos eléctricos ha sido acogida con cierta frialdad por los agentes implicados. Tras la dimisión –precisamente por la, en su opinión, falta de empuje del Gobierno a la hora de impulsar la electrificación de la movilidad en España- de Wayne Griffiths como presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones, otros agentes como, por ejemplo, compañías eléctricas con servicios específicos para vehículos eléctricos como Chippio, siguen considerando que las ayudas no son todo lo eficaces que debieran. "Desafortunadamente, la eficacia de las ayudas a la compra de vehículos eléctricos sigue sin resolverse. Esto dificulta la transición hacia una flota electrificada de vehículos, tal y como establece el Plan de Energía y Clima. Es algo decepcionante, pero no deja de ser una buena noticia que se siga fomentando el paso a la electrificación", señala Pol Brau, responsable de Operaciones de Chippio.

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¿Qué implica la prórroga?

La prórroga del Moves III alarga hasta el 31 de diciembre de este año un plan que permite, por ejemplo, a quien adquiera un coche eléctrico o híbrido enchufable con más de 90 kilómetros de autonomía beneficiarse de hasta 7.000 euros de descuento siempre y cuando el precio del coche nuevo no supere los 45.000 euros; 53.000 si tiene ocho plazas. Para modelos híbrido enchufables con una autonomía de entre 30 y 90 kilómetros, la cuantía llega hasta 5.000 euros, con un precio máximo, de nuevo, de 45.000 euros. Hay, sin embargo, un problema que se mantiene: el comprador tendrá que seguir declarando la compra en el correspondiente ejercicio del IRPF, con la consecuente disminución del ahorro real obtenido. Aunque en este sentido, también seguirá vigente hasta finales de año la desgravación del 15% en caso de compra de un automóvil elegible para las ayudas, con un tope de 3.000 euros.

Interés por los eléctricos

Los vehículos eléctricos, pese a todo, siguen generando interés y, así y según una encuesta de Chippio, el 40% de los españoles se plantea comprar un modelo eléctrico de aquí a tres años. El rango de edad más común entre los propietarios es 34 a 44 años (29,7%), mientras entre los propietarios de combustión hay empate técnico entre los conductores entre 45 y 54 años y los de más de 65 años, representando casi un cuarto del total cada uno (23,3%). Respecto a las principales barreras para dar el paso, la falta de puntos de recarga (46 %) y el precio de la energía (36 %), son señalados como principales inconvenientes. El deterioro progresivo de las baterías –su vida útil no llega a los quince años- y el precio de los vehículos son también un problema. Hay, sin embargo, una ventaja: la energía eléctrica encadena varios meses de bajadas de precio, algo que no sucede con los carburantes.