Con la inflación desbocada, las hipotecas subiendo y el mercado laboral dominado por sueldos bajos y contratos a tiempo parcial, cada vez hay más familias que no se ven capaces (también los hay que, directamente, no quieren cumplir su obligación de hijos) de atender a sus mayores como merecen. ¿Que les queda entonces a los que pasan de 65 y, por las razones que sea, no pueden ya vivir solos? Pues tienen dos opciones: una residencia de ancianos o un cuidador domiciliario y, ambas, se pagan con dinero, y no poco. A veces es tanto que supera incluso el importe de la pensión y, entonces, no queda otra que buscar soluciones que procuren ingresos extra. Una de ellas es la hipoteca inversa.

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¿Qué es?

La hipoteca inversa parte de un hecho, común en España, pero inhabitual en otros países de nuestro entorno: la condición generalizada (87%) de propietarios que tienen los mayores de 65 en nuestro país. Sus propiedades, además, suelen ser viviendas pagadas ya sobre las que no pesan cargas y que, por ello, se han convertido en activos inmovilizados. En este contexto, la hipoteca inversa se convierte en una opción: el propietario suscribe un acuerdo con una entidad financiera que le abona (en cuotas mensuales o de una vez) una cantidad y pone su vivienda como garantía, pero conserva el derecho de uso. Cuando el titular del préstamo fallece, sus herederos pueden venderla por el precio que tenga en ese momento, devolver la hipoteca inversa al banco y disponer del resto del dinero derivado de la venta. Si no, el banco se quedará con la vivienda y podrá venderla al precio que considere obteniendo beneficios si el mercado inmobiliario lo permite.

Cómo se calcula el importe

El importe que se puede obtener cuando se suscribe una hipoteca inversa depende del valor que asigne a la vivienda un tasador independiente la vivienda, según tasación independiente, y de la edad de las personas propietarias. Las puede contratar cualquier persona mayor de 65 años que sea propietaria de una vivienda valorada, como mínimo, en 150.000 euros. ¿Son de verdad una solución o, quizá, se trata de una herramienta más que se pone a nuestra disposición para huir de las obligaciones que tenemos con las personas que nos hicieron ser casi todo lo que somos cuando éstas nos necesitan?