Una de las cosas que más feliz me hizo en la vida fue la aparición del Discman, ese estupendo fruto de la mejor tecnología made in nineties que me permitía llevar a cuestas mis discos y olvidarme de conversaciones que no me interesaban en el Metro o el Cercanías. Por eso, porque mi Discman me encantaba, le tengo manía a Steve Jobs, responsable de la desaparición de aquel, para al menos, estiloso gadget y culpable de la estandarización, primero, del iPod -que siempre se me acababa perdiendo por lo pequeño que era- y, después, del móvil como reproductor de música. Ahora, años después de su fallecimiento, tengo otro motivo más para tenerle rabia: por lo visto, descubrió un sistema para no tener que matricular su coche.

 

Cosas de ricos

Al buen señor, porque aunque no me caiga bien le reconozco su condición de genio, le gustaban mucho los Mercedes (como a mí) y tuvo varios de esos coches, pero nunca los matriculó. Aprovechaba, por lo visto, un resquicio que encontró en las leyes del Estado de California. Y, claro, al ir sin matrícula, seguro que se ahorraba todas las multas.

¿Cómo lo hacía?

Vamos, una solución genial sólo al alcance de billonarios como él. En el concesionario, además, estaban encantados porque vendían el coche en el mercado de ocasión añadiendo como ventaja el que hubiera sido usado por el amigo Jobs. Según él mismo dijo, l hacía porque no le gustaba asociar su propiedad a una combinación aleatoria de números y letras pero yo, que he pagado muchas multas en la vida, me la juego a que lo hacía para que no le llegase ni una. Visto que siempre que ioba con el mismo jersey, seguro que lo de gastar en multas o contratar a empresas para recurrirlas no era plato de gusto para él. Sea como fuere, debo de decir que, si algún día tengo el dinero suficiente, haré lo mismo pero, claro, dudo que eso pase: en California, ahora, hay que matricular el coche antes de sacarlo del concesionario y, además, mis capacidades no dan para hacer ni la décima parte de lo que hizo él en su vida. Por eso, quizá (y porque no pagaba multas), le tengo esta manía que le tengo pero, a mí, mi IPad que no me lo quiten.