¿Te alteran las redes sociales? ¿Eres de los que lo pasan mal cuando publicas algo y no recibes los parabienes en forma de likes de la audiencia? ¿Te afectan los comentarios negativos que se hacen sobre ti en las redes? Pues no te preocupes: es normal. De hecho, la materia con la que se trabaja en las redes sociales son las emociones. Si estamos allí, es porque recibimos estímulos y esos estímulos, nos afectan.

Redes sociales
Redes sociales

¿Cómo interpretas la información?

Las redes sociales son, más o menos, como una cafetería: del mismo modo que en la cafetería nos informamos echando mano del periódico que suele estar disponible o hablando con otras personas, en las redes nos ponemos al día a través de nuestro muro. Igual que en la cafetería, comentamos los hechos de los que hemos tenido conocimiento y recibimos retroalimentación acerca de las informaciones que aportamos. La única diferencia es que, en las redes, todos estos procesos se producen sin contacto directo entre las personas y esta circunstancia condiciona la manera como se interpreta la información. Delante de la pantalla, a menudo, los sentimientos de zozobra, culpa o miedo pueden magnificarse. Por eso, no es conveniente que los contenidos a los que accedemos a través de la red formen parte siempre exclusivamente de un consumo solitario y los comentes con tus personas cercanos. En este sentido, es fundamental saber tomar distancia de lo que se lee y entender que la red y la realidad son entornos diferentes y no siempre interconectados.

Patologías

Los efectos de las TIC sobre las personas son múltiples y el uso irresponsable de las mismas genera diferentes patologías. Una de las más conocidas es el burnout o agotamiento mental, que genera cansancio, insomnio, pérdida de memoria y capacidad de concentración, malhumor e irritabilidad. ¿Cómo se combate? Limitando el consumo o la exposición a estímulos negativos.

Un colectivo que especialmente resulta afectado por el uso excesivo de las tecnologías son lo menores, que pueden experimentar hasta sentimientos de abandono cuando las TIC se emplean sólo para mantenerlos distraídos. El acceso a contenidos no adecuados para su nivel de madurez es otro de los riesgos: un control deficiente genera ansiedad, miedo y dificultades de aprendizaje. Especialmente preocupante es el síndrome de alienación familiar o together alone: grupos familiares que conviven y no mantienen contacto real, ya que cada miembro consume de manera autónoma su tiempo en los dispositivos electrónicos. Para combatirlo, nada mejor que programar actividades en familia.