En un año en el que 4000 millones de personas están llamadas a votar –el 9 de junio volveremos a hacerlo con motivo de las Europeas- la tentación de intentar manipular el resultado de alguno de estos comicios mediante el hackeo tecnológico es clara. Detrás de estas maniobras, como siempre, están países como Rusia, Irán, Corea del Norte o China y sus peones residen en cualquier parte del planeta. En este contexto, además, la tentación de denunciar manipulaciones en los recuentos está más presente que nunca. Y ejemplos hay de todo signo y condición. El último en España lo ha protagonizado Junts.

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Dificultad

Con todo, los ataques directos a los sistemas de recuento son imposibles a fecha de hoy tanto en la UE como en Estados Unidos. Herramientas como la Red de Coordinación para la Seguridad en Procesos Electorales española velan por ello, aunque desde determinados sectores se cita el voto electrónico como la la mejor solución a estas amenazas, ya que este sistema obliga a usar diferentes certificados que no permiten a los responsables del recuento acceder a la información si no se utilizan de manera coordinada. A menudo, también, se emplean sistemas biométricos, lo que impide ataques remotos, pero hace depender la limpieza de los comicios de la honradez del personal implicado en el recuento, algo que no siempre es posible garantizar y, para muestra, la reciente denuncia de Carles Puigdemont, que pondría, de comprobarse que los hechos a los que alude son ciertos, esa indispensable neutralidad.

Investigaciones

La magnitud de la amenaza es tan cierta que, tanto en el Parlamento Británico como en el Congreso de los Estados Unidos o en el Parlamento Europeo funcionan ya comisiones que investigan esta cuestión. La aparición de herramientas de IA y la capilaridad de redes escasamente controladas como TikTok y sistemas de mensajería instantánea como Telegram dotan de más herramientas a los peones repartidos por todo el mundo que ejecutan los ciberataques. Los objetivos son comunes: desestabilizar países occidentales –u occidentalizados- y garantizar el acceso de mandatarios prochinos o prorrusos. Las injerencias tecnológicas coexisten con métodos más tradicionales como el soborno y la difusión de fake news, los preferidos de las redes de injerencia prorrusas. España, con elecciones autonómicas en Galicia, Catalunya y el País Vasco recién celebradas, unas Europeas en pocos días y unas Generales en el horizonte es uno de los objetivos principales. De entre los países occidentales, es seguramente uno de los políticamente más tensionados actualmente. De hecho, y desde determinados sectores, se habla incluso de la utilización de los institutos demoscópicos públicos como herramienta de manipulación de la opinión de la ciudadanía. Tanto es así que el responsable del CIS ha sido expedientado por la Junta Electoral. Algunos, parece, no precisan de hackers rusos.