El estudio del Sol ha sido uno de los proyectos que las diferentes agencias espaciales, científicos y astrónomos han mantenido durante muchos años.
En la actualidad existen dos teorías que buscan explicar de qué está hecho el Sol, estas se basan en el estudio de la composición química de esta importante estrella para la vida en nuestro planeta.
La espectroscopia
Este es uno de los métodos más tradicionales para lograr averiguar la composición química del sol. Esta se basa en el análisis de la emisión luminosa con la ayuda de un espectroscopio.
Este es basado en el método Fraunhofer, ya que en 1814 fue quien descubrió líneas oscuras a lo largo del espectro continuo del Sol. A estas líneas se le han denominado “Líneas de Fraunhofer” gracias a él.
Al tiempo fue Kirchhoff quien, haciendo pasar luz blanca por una masa de vapor de sodio, demostró que al absorber algo de la radiación, el sodio dejaba unas líneas oscuras en el espectro.
Estás, al ser igual que las encontradas en el espectro del sol, llevaron a la conclusión de que la envoltura externa del Sol contiene Sodio.
Pero además Kirchhoff realizó este mismo estudio con otros gases, para de esta manera ir estudiando la composición química del sol.
La Heliosismología
Esta es una técnica que se ha desarrollado en las últimas décadas, la cual sirve para estudiar el Sol mediante la observación de las ondas que se propagan por esta estrella.
Por lo que a través de ellas se estudia cómo estas ondas se propagan y cómo se reflejan en la superficie o en el interior del Sol. Este tipo de información les permite determinar las abundancias químicas que hay en él.
Aunque ambas técnicas son sumamente útiles, estas tienen varias discrepancias entre ellas, sobre todo lo que se refiere a los elementos como el hidrógeno y el helio.
En la actualidad estas discrepancias siguen sin resolverse en su totalidad y aunque han surgido modelos que pueden explicar algunas de estas.
Aún hay quienes aseguran que se deben seguir practicando modelos que contribuyan a acabar con estas diferencias y así hacer poder un estudio más preciso de la composición química del Sol.