Además de para dar miedo, asombrarnos con su inteligencia y regular el sistema marino, pues se alimentan de peces cuya proliferación excesiva podría llegar a ser un problema, los tiburones son un aliado para luchar contra el cambio climático porque nos han permitido descubrir algo desconocido y muy valioso
¿De verdad?
Son, hay que decirlo, un aliado circunstancial: Beneath the Waves, una ONG estadounidense, los ha utilizado como exploradores para localizar la que se considera la mayor pradera marina del mundo: son 92.000 kilómetros cuadrados, tantos como Andalucía entera, y están junto a las Bahamas. Y las praderas de este tipo son clave para capturar dióxido de carbono, gas causante del efecto invernadero. El hallazgo permite barajar una posibilidad interesante: desarrollar sumideros de carbono oceánicos.
¿Qué hicieron los tiburones?
Pues lo que les gusta: nadar y explorar, pero con una cámara en el lomo. Gracias a ellos, se pudo explorar toda la zona y superar las limitaciones que pesaban sobre los buzos, capaces sólo de cartografiar un 5% de la superficie total. Que la pradera exista es una buena noticia, sin duda. Ahora, habrá qué ver qué usos podemos darle para luchar contra ese enemigo formidable que es el cambio climático.