Los traductores en línea son herramientas más que útiles, pero ante determinadas palabras nacidas en contextos muy específicos para denominar costumbres, hechos o realidades concretas y geográficamente localizadas, suelen no responder como es debido. En catalán, por ejemplo, existe el término seny, que suele traducirse al castellano como cordura, aunque no sea exactamente tal cosa, sino algo más complejo y que, en concreto, el diccionario de la Gran Enciclopèdia Catalana define como la sana capacidad mental que lleva a la justa percepción y actuación. Del castellano, términos quizá antitéticos como madrugar o siesta carecen de equivalente en inglés y en francés –en catalán se traduce por matinar-, pero no son casos únicos. Muchas otras lenguas complican también la vida a los traductores en línea.  La plataforma de aprendizaje de idiomas online preply ha recogido algunos de ellos.

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Arigata-meiwaku (japonés)

Nombra la situación que ocurre cuando alguien hace algo por ti que no quieres que realmente haga, pero al hacerlo acabas debiéndole un favor y un agradecimiento público.

Cafuné (portugués de Brasil)

Significa, nada más y nada menos que tocar suavemente el cabello de un ser querido. Y, no, no equivale a acariciar: es mucho más que eso. A los del Brasil, cuando se trata de ciertas cosas, nadie les gana.

Jayus (indonesio)

Sirve para denominar a esos chistes que, de tan malos y peor contados, hacen reír más que ningún otro. ¿Sería aquello de van dos y se cae el de en medio un jayus?

Komorebi (japonés)

En el archipiélago asiático llaman así a los destellos de luz que se filtran entre las hojas de los árboles. Si tienen o no una palabra para designar a las motas de polvo que brillan en el aire cuando entra el sol por la ventana no está claro, pero seguro que Jota de Los Planetas les explica a los del komorebi por qué es algo mucho más sutil incluso.

Saudade (portugués)

Es la melancolía o nostalgia que te asalta cuando piensas en algo que no existe y que, además y muy probablemente, no llegue a existir nunca. Se parece a la morriña gallega, que es la tristeza o añoranza que genera algo (o alguien) que tenías cerca y ya no tienes, pero es bastante más complejo.

Forelsket (Noruego)

La euforia, o ese algo parecido que se siente cuando te enamoras por primera vez.

Hyggelig (danés)

Algo tal que acogimiento, comodidad, unión y bienestar. ¿Tendrá que ver con las ganas de quedarse a vivir que le entran a uno cuando visita una tienda Ikea y ve esas perfectas habitaciones?

Desde preply, se indica que todas estas palabras “son  reflejo del contexto cultural, histórico o geográfico único" de la lengua a la que pertenecen, ya que las distintas culturas "tienen conceptos o fenómenos específicos que pueden no tener equivalentes directos en otras lenguas”. Muchas de ellas se refieren, explican desde preply "a situaciones universales a las que sólo una lengua ha puesto nombre" y que, por eso "contribuyen a una riqueza lingüística que aumenta la capacidad de transmitir significados sutiles y añade profundidad a la comunicación”.