Rail Baltica es una red ferroviaria de 870 km diseñada para unir las capitales de Lituania, Letonia y Estonia con Varsovia y, desde allí, con el resto de Europa Occidental. Para eso y, claro, también para alejar a las tres naciones del Báltico de Rusia, heredera de aquella no tan lejana Unión Soviética de la que formaron parte hasta los años 90.

Baltica
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La Alta Velocidad integra

Hoy, un viaje en tren desde Vilna, la capital lituana, a Tallin, la capital estonia, dura siete horas y, con el nuevo tren, el trayecto se reducirá a la mitad. Por el camino, se pasará además por Riga, la capital letona y por otras ciudades importantes de la zona como Pärnu, Panevezys o Kaunas, ciudad que estará conectada mediante un segundo ramal con Vilna. Se empieza así a redactar el último capítulo de una historia que se empezó a escribir en 2001, con los primeros acuerdos de cooperación. Los trenes circularán a una velocidad máxima de 234 km/h y servirán, además de para estrechar los ya fuertes lazos que unen a las tres repúblicas, para unirlas más a Europa. En una segunda fase, está previsto un túnel submarino entre Tallin y Helsinki, la capital finlandesa.

Beneficios económicos

El coste del proyecto se cifra en 5.800 millones de euros y la UE financiará el 8% del mismo. Se espera que la iniciativa genere 13.000 empleos directos y 24.000 indirectos durante las obras de construcción. Cuando la línea se complete, se integrará en el Corredor del Mar del Norte, que une Rotterdam., Berlín y Varsovia con las tres repúblicas bálticas.  Con parte de las obras en marcha, se espera que en 2026 el proyecto esté completado. En el proyecto participan empresas españolas como IDOM Consulting, pero eso es lo de menos: en cuatro años, Lituania, Letonia y Estonia estarán más cerca de la UE (de la que forman parte) y más lejos de Rusia, que es hoy una amenaza.