Se estima que alrededor de un 88% de los usuarios de ordenador utilizan Windows como sistema operativo. Desde hace un tiempo, la mayoría de ellos se han actualizado ya a Windows 10, la última versión de Microsoft hasta la fecha.
Si bien se trata de un sistema operativo que da más de un quebradero de cabeza cuando se instala o cada vez que aparece una actualización, lo cierto es que en su uso diario cuenta con muchas posibilidades para hacer que la experiencia de usuario sea más satisfactoria. A continuación vamos a ver algunos de estos trucos.
Aligerar el inicio del sistema
Cuando Windows 10 tarda más de los deseable en arrancar puede convertirse en algo pesado, sobre todo si se apaga y enciende frecuentemente. Para evitar esta tardanza en el inicio lo primero que debes saber es que ocurre porque hay demasiados programas del ordenador asociados al inicio.
Como no todos ellos son necesarios que arranquen con el inicio de Windows, lo que tendrás que hacer es desvincularlos del inicio y así conseguirás que el ordenador esté disponible mucho antes cada vez que lo enciendas.
Vete al Administrador de Tareas y allí pulsa en la pestaña de Inicio. Si te fijas en la columna de la derecha (Impacto de inicio) verás que algunos de los programas que aparecen están etiquetados con los términos Alto o Medio. Son precisamente estos los que hacen que el ordenador tarde en estar disponible. Por eso, aquellos que no utilices frecuentemente, o cada vez que enciendas el ordenador, deberías desactivarlos.
Para ello, pulsa el término Habilitado de la columna Estado con el botón derecho y elige Deshabilitar. Si lo repites con esos programas que no usas a menudo, la próxima vez que enciendas el dispositivo notarás una diferencia sustancial en cuanto a la rapidez en comenzar el uso.
Desactivar aplicaciones en segundo plano
Si notas que el ordenador necesita una mayor agilidad para así mejorar su rendimiento liberando algo de memoria, desactivar algunas aplicaciones de las que están funcionando constantemente en un segundo plano puede serte de ayuda.
Para hacerlo, escribe en el buscador Configuración de Privacidad y entra en Aplicaciones en segundo plano. Allí verás algunas que no utilizas nunca o casi nunca y que sin embargo están siempre consumiendo memoria. Aplicaciones como la alarma, el calendario o OneNote, o las que tú consideres oportunas, pueden ser desactivadas y convertir tu ordenador en una máquina más ágil.
Crear una carpeta invisible
Se trata de una de las posibilidades más útiles cuando el ordenador se comparte con otras personas, en el trabajo o en casa. Y es exactamente lo que estás pensando, tener una carpeta que nadie sospeche que tu tienes y en la que puedes guardar tus archivos más personales.
Lo primero que tienes que hacer es crear una carpeta normal, como otra cualquiera. Después haz clic con el botón derecho sobre ella y elige la opción Personalizar. Ahí pulsas sobre el botón Cambiar icono y de entre todas las opciones tienes que elegir la que se llama Icono vacío. Le das a aceptar y vuelves a la pestaña general, donde debes cambiar el nombre de la carpeta pulsando la combinación Alt + 1060. De esta manera la carpeta quedará con el nombre en blanco y se convertirá en invisible.
Si quieres verla en cualquier momento, solo tendrás que ir al Explorador de archivos, seleccionar la pestaña Vista y elegir la opción Elementos ocultos.