Donald Trump, apenas cuatro días después de asumir su segundo mandato presidencial, ya ha marcado un rumbo controvertido y ambicioso en sus políticas tecnológicas y espaciales. Entre sus primeras acciones, destacan la reanudación del conflicto con TikTok, tras revocar las medidas de Joe Biden para reducir los riesgos de la inteligencia artificial, y su mención explícita de una “operación conjunta” con OpenAI para avanzar en investigaciones relacionadas con la exploración espacial y la inteligencia artificial.
Respecto al sector aeroespacial, Trump ha asegurado que Estados Unidos liderará la próxima gran carrera espacial. Durante un evento en Texas, afirmó: "Vamos a plantar la bandera estadounidense en Marte en menos de cuatro años. Es nuestra responsabilidad, como la nación más poderosa del mundo, liderar el camino hacia el futuro."
Estas declaraciones han despertado tanto entusiasmo como escepticismo. Elon Musk, CEO de SpaceX, respondió en redes sociales con un mensaje optimista: "Marte es el próximo paso. Con el apoyo del gobierno, es posible." Sin embargo, la NASA ha sido más cauta. Su administrador interino comentó que si bien la meta de llegar a Marte es factible, el plazo de cuatro años es extremadamente ajustado dadas las limitaciones tecnológicas actuales.
¿Es realista llegar a Marte en cuatro años?
La meta planteada por Trump contrasta con los cálculos de la NASA, que actualmente proyecta enviar humanos al planeta rojo para la década de 2030. Incluso Elon Musk, quien lidera una de las iniciativas privadas más avanzadas con SpaceX, ha fijado el 2029 como su mejor estimación para una misión tripulada.
La NASA ha identificado cinco principales peligros para un viaje a Marte:
1.Radiación cósmica: La falta de protección frente a los rayos cósmicos supone un riesgo significativo para la salud de los astronautas.
2.Efectos psicológicos: La duración del viaje, estimada en 7-9 meses, puede afectar la salud mental de la tripulación.
3.Pérdida de masa ósea y muscular: La exposición prolongada a la microgravedad podría causar daños físicos irreversibles.
4.Limitaciones tecnológicas: El diseño de sistemas de soporte vital y escudos adecuados sigue siendo un desafío.
5.Aterrizaje en Marte: La atmósfera marciana es lo suficientemente densa como para complicar la entrada, pero demasiado fina para frenar adecuadamente una nave.
Elon Musk, sin embargo, sigue confiando en su cohete Starship, que ya ha realizado vuelos de prueba exitosos. Según Musk, el Starship será capaz de transportar hasta 100 personas a Marte, aunque reconoce que resolver los riesgos de la radiación y el soporte vital será esencial.
¿Cómo sería un viaje a Marte?
Un viaje a Marte duraría entre siete y nueve meses. Durante ese tiempo, los astronautas dependerían de sistemas avanzados de soporte vital, provisiones adecuadas y una planificación detallada para mantener su salud física y mental.
Una vez en Marte, la tripulación enfrentaría condiciones extremas: temperaturas que pueden descender hasta -140 °C, tormentas de polvo y una atmósfera compuesta casi en su totalidad de dióxido de carbono. Sin embargo, los avances en robótica e inteligencia artificial podrían desempeñar un papel crucial para asistir en la construcción de bases habitables.
Aunque las promesas de Trump generan entusiasmo y capturan la imaginación, la realidad científica y técnica sugiere que aún queda mucho por hacer antes de que los humanos puedan plantar la bandera en Marte.