El verano es una época maravillosa para disfrutar del sol, la playa y las vacaciones,  pero estos meses que muchos dedican al ocio cerca de mares, lagos y ríos muy a menudo entrañan riesgos serios para un compañero tecnológico que siempre se lleva encima: el reloj de pulsera. Maurice Lacroix, marca suiza referente en relojes de calidad desde 1975, nos acerca una serie de interesantes consejos para que el reloj de pulsera supere las vacaciones sin contratiempos.

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Correas de caucho o metal y nada de cambios bruscos de temperatura

Las correas de cuero pueden deteriorarse con el sudor y la humedad y, por eso, durante los meses de verano, es interesante optar por correas de materiales más resistentes al agua como el caucho o el acero inoxidable. No conviene olvidar tampoco que pasar de un ambiente muy caluroso a uno muy frío puede generar condensación dentro del reloj, lo que puede dañar los componentes internos. Para garantizar el buen estado de un reloj durante los meses de verano es importante limpiarlo regularmente con un paño suave para eliminar el sudor y la suciedad acumulada. Para una limpieza más profunda, hay que utilizar agua y jabón suave, asegurándote de secarlo bien después.

Evita exposiciones prolongada al sol y el contacto con agua salada o cloro

La luz solar directa puede dañar tanto el exterior como el interior de algunos relojes. El calor excesivo, de hecho, puede afectar a los aceites lubricantes en el mecanismo del reloj, lo que puede causar un mal funcionamiento. Cuando no estés usando tu reloj, guárdalo en un lugar fresco y seco y evita dejarlo expuesto al sol en el coche o en una mesa al aire libre. Además, antes de sumergir tu reloj en el agua, hay que verificar su resistencia y no olvidar que, aunque el reloj sea resistente al agua, el agua salada y el cloro pueden corroer las juntas y dañar el sellado.