Seis países europeos acogerán los primeros ordenadores cuánticos del continente, que estarán en funcionamiento en 2023. El proyecto contempla una inversión de 100 millones de euros que financia la UE a través de la Empresa Conjunta Europea de Computación de Alto Rendimiento. España será uno de esos seis países y la ciudad donde se instalará no está decidida, aunque existe otro proyecto para instalar uno en Barcelona que se impulsa desde el gobierno. Aún no se sabe si ambos confluirán.
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¿Qué ganamos?
Los ordenadores se instalarán, además de en España, en la República Checa, en Alemania, en Francia, en Italia y en Polonia. Los ordenadores estarán a disposición de empresas e investigadores de todo el continente y se construirán con elementos producidos exclusivamente en la UE. Los ordenadores cuánticos permiten resolver problemas complejos vinculados a sectores como la salud el clima, la logística, o la energía en tiempo récord. Con la instalación de este tipo de ordenadores, la UE quiere potenciar la condición de centro industrial y de desarrollo de la que todavía disfruta Europa.
Infraestructura de supercomputación
Con estos seis ordenadores cuánticos, Europa despliega una infraestructura de supercomputación propia y se garantiza no quedar descolgada del desarrollo futuro. Los ordenadores cuánticos aprovechan algunos de los fenómenos de la mecánica cuántica para ofrecer grandes avances en cuanto a potencia de procesamiento y manipulan qubits o bits cuánticos en lugar de bits tradicionales. Los qubits son partículas subatómicas como electrones o fotones que se procesan mediante circuitos superconductores enfriados casi al cero o chips de silicio en cámaras de ultra vacío. En ambos casos, el objetivo es aislar los qubits en un estado cuántico controlado. Los qubits tienen algunas propiedades cuánticas peculiares, y entre ellas la que más interesa es que cuando forman grupos, proporcionan una potencia de procesamiento exponencialmente superior a cuando se utilizan bits en sistema binario.
Usos de los ordenadores cuánticos
Entre las aplicaciones más prometedoras de estos sistemas cuánticos figura la de simular el comportamiento de la materia a nivel molecular. Los fabricantes de automóviles como Volkswagen o Daimler ya utilizan ordenadores cuánticos para simular la composición química de las baterías de los coches eléctricos y buscar maneras de mejorar su rendimiento, y las compañías farmacéuticas los emplean para analizar y comparar compuestos que podrían conducir a la creación de nuevos medicamentos.