En España, según los expertos, llueve un 25% menos que hace medio siglo y, encima, cuando llueve, llueve de peor manera: las tormentas son más frecuentes y más dañinas. De hecho, hasta las temperaturas han aumentado, y no lo dice un cualquiera: lo cuenta la revista National Geographic. Uno de los sectores más perjudicados es el del vino, fundamental para la economía española. Tanto es así que la Federación Española del Vino, que agrupa 800 bodegas, reconoce que el cambio climático es la mayor amenaza para la vitivinicultura española . Por eso, esta entidad y otras cuatro organizaciones similares de Francia, Italia, Alemania y Macedonia han unido fuerzas con la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) para enseñar a los profesionales del sector a luchar contra el cambio climático. El proyecto se llama Green Vineyards.

Viñedos de la Rioja

Estrategias para combatirlo

Las estrategias para combatirlo son múltiples: en el sur de Francia utilizan mallas de sombreo para reducir la temperatura de los racimos y en Italia, Macedonia y Alemania desarrollan otras experiencias que, ahora, se van a compartir en una web común financiada por el Centro de Desarrollo Agrario y Rural de Italia, el Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente de Macedonia, la Fundación Lago Constanza de Alemania, el Instituto Francés de la Viña y el Vino, la Unir y la Federación Española del Vino. Los socios españoles, por ejemplo, inciden en la necesidad de trabajar con materias primas de mayor calidad y preservar sus especificidades y los alemanes se preocupan por cómo ajustar la subida de temperaturas a variedades que, cómo las suyas, no se dan en cualquier latitud. Italia busca vinos más competitivos y Macedonia aspira a copiar los ejemplos de otros países más avanzados en cuanto a promoción de sus caldos. Con todo, el objetivo es el mismo: garantizar, como mínimo, varios siglos más de vinos de calidad en Europa.

Un sistema de transferencia de conocimiento

Desde la Unir, se aportará todo el armazón tecnológico y, también, las herramientas educativas para permitir que se pueda transferir el conocimiento desde unas zonas productoras a otras. Un catálogo de buenas prácticas, diferentes recursos multimedia gratuitos que se editarán cada trimestre forman parte de un proyecto Green Vineyards, en el que las tecnologías de la comunicación serán clave.