El sector de la aviación no puede prescindir de los combustibles líquidos. Ni el hidrógeno –en su forma de gas- ni las pilas de combustible son alternativas adecuadas para vehículos que cubren largas distancias sin posibilidad de repostar y la única alternativa que existe, de momento, para descarbonizar el sector son los combustibles sostenibles. En España, se han activado diferentes proyectos para desarrollar plantas capaces de abastecer una pequeña parte de las necesidades futuras de un sector en expansión y con alta demanda energética, pero el líder internacional de esta nueva revolución aeronáutica está al otro lado del Atlántico.

Avión de Vueling.

 

Quince veces más

La capacidad de producción de combustible de aviación sostenible (SAF) en Estados Unidos podría aumentar de los 2.000 barriles diarios del año pasado a los casi 30.000 que algunos expertos vaticinan para el final de este año si se ponen en marcha todas las ampliaciones de capacidad anunciadas. Los promotores esperan que proyectos como Rodeo Renewed, promovido por Phillips 66 produzca hasta unos 10.000 barriles diarios de SAF a partir de este verano, y que el proyecto Port Arthur SAF de Diamond Green Diesel produzca otros 15.000 a finales de año.El SAF es una alternativa al combustible de aviación derivado del petróleo. Se produce a partir de materias primas agrícolas y de desecho y se consume en mezclas con el combustible de aviación de petróleo. Las inversiones en SAF han aumentado gracias a la Norma de Combustibles Renovables (RFS) de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU, a los créditos fiscales federales y a los programas y créditos fiscales estatales que incentivan el uso de este combustible. En Europa, los incentivos no son comparables ni de lejos.

 

Oportunidad aprovechada

Históricamente, la producción de ‘Otros biocombustibles’ en Estados Unidos ha sido mínima. Sin embargo, como la nafta renovable y el propano renovable son subproductos de la creciente industria del gasóleo renovable, la producción de otros biocarburantes también ha crecido. La producción estadounidense de ‘Otros biocombustibles’ aumentó de sólo 2.000 b/d en 2020 a 19.000 b/d en 2023. Dentro de este subsector, la producción de SAF ha representado siempre un pequeño porcentaje, pero la situación está a punto de cambiar. ¿Por qué? Pues porque, una vez más, el Gobierno estadounidense ha sabido anticiparse a la demanda y activar unos desarrollos que, a buen seguro, contribuirán a reindustrializar su economía.