Se supone que nosotros –y nosotros quiere decir Occidente- o China vamos a poner un hombre en su superficie antes de 2050, pero lo que, quien sea que vaya a ser el elegido, vaya a encontrar en Marte no se va a parecer a lo que se nos cuenta en películas y novelas: habrá polvo rojo y rocas que sugieren que, quizá, alguna vez hubo ríos en el secarral que es el planeta más próximo a la Tierra, pero también habrá basura: más de siete toneladas.
Una chatarra muy especial
Lo ha calculado un equipo de científicos de la West Virginia University encabezado por Cagri Kilic, un investigador de la citada universidad especializado en Robótica y, según declara en su web apasionado de la carrera espacial. Con datos de las catorce misiones no tripuladas que han visitado hasta ahora el planeta, Kilic concluye que en la superficie marciana yacen restos de 18 diferentes vehículos que, seguramente, son a estas alturas poco más que chatarra, pero una chatarra muy especial.
¿Tienen algún valor?
Sobre Marte, además de esos 7.119 kg de material inservible hay robots como el Perseverance o el Insight que suman otros 2.860 kg de metal, cables y plástico a las siete toneladas de venerable chatarra con los que hemos ido manchando la superficie marciana. Para Kilic no son residuos y deberían considerarse “reliquias históricas” que nos hablan de las sucesivas misiones con las que hemos intentado comprender cómo es ahora y qué pudo ser una vez nuestro planeta vecino. Si algún día conseguimos instalar allí una base, todos esos restos deberían convertirse en monumentos pero, hoy, sólo son material inactivo que nos recuerda a las misiones Mars, Viking, Beagle y Phonix. Pronto, el rover Perseverance correrá la misma suerte y acompañára a otros vehículos como el Sojourner, el Spirit o el Opportunity que duermen el sueño de los justos en un mundo que, de momento, no es apto para el ser humano.