Durante los últimos años las fake news o noticias falsas están siendo objeto de constantes informaciones en los medios de comunicación y las redes sociales, preocupando a ciudadanos, prensa, gigantes tecnológicos y políticos de todo el mundo.
Ahora, desde hace unos meses y cada vez en mayor medida, están surgiendo vídeos que apoyados en la irrupción de la Inteligencia Artificial consiguen combinar el rostro de una persona con el cuerpo de otra para así alterar la realidad sin que se note lo más mínimo. Estos vídeos son los denominados deepfakes y su llegada supone una amenaza aún mayor que las fake news ya que provocan que cualquier persona crea en la veracidad de lo que está viendo en pantalla sin plantearse siquiera dudar de ello.
El último deepfake viral presenta una combinación entre la cara del actor Steve Buscemi y el cuerpo y la voz de la actriz Jennifer Lawrence. La sincronización entre los elementos anatómicos y audiovisuales del vídeo que puedes disfrutar a continuación es de tal calidad, que si no fuera porque sabemos que se trata de un hombre y una mujer famosos, llevaría sin duda al engaño.
No es la primera vez que un deepfake da la vuelta al mundo sabiéndose que no se trata más que de una demostración de lo que la tecnología permite ya a cualquiera que goce de un mínimo de formación en el terreno audiovisual. Hace menos de un año, veía la luz el siguiente vídeo de Barack Obama dirigiéndose a la audiencia con un discurso en el que su creador hace salir de su boca una serie de disparates impropios de un político de su posición, incluyendo graves insultos hacia Donald Trump.
En este caso no hay composición de rostro y cuerpo distintos pero sí se combina el discurso manipulado del expresidente de los EE. UU. con una gran precisión en los gestos de la cara y los movimientos de sus labios. El montaje fue ideado y ejecutado por Jordan Peele y Buzzfeed con el fin de alertar del peligro que puede suponer la realización de vídeos similares con intenciones maliciosas.
El peligro en la política
Si bien hasta el momento los montajes que se han hecho virales buscan el efecto de alertar mientras asombran y divierten a la ciudadanía, el miedo en las altas esferas es la posbilidad real de su incursión en la vida política diaria. Los expertos se muestran muy preocupados por el daño que los deepfakes podrían causar, por ejemplo, durante una campaña electoral, suplantando políticos y mensajes al antojo de la voluntad de quienes se encargaran de la edición audiovisual.
Existe, además, un problema añadido. Tal y como ha reconocido el responsable del montaje de Steve Buscemi y Jennifer Lawrence públicamente, su deepfake ha sido realizado con unos vídeos de Youtube y una herramienta gratuita disponible para cualquiera. Si él ha sido capaz de montar un viral tan logrado, los deepfakes maliciosos están al alcance de la mano de millones de personas con una mínima instrucción técnica.
Las famosas y el porno
Portales de porno como PornHub fueron los primeros sitios de internet donde los deepfakes comenzaron a crear quebraderos de cabeza a celebridades como las actrices Emma Watson, Scarlett Johansson, Gal Gadot o la cantante Taylor Swift. Todas ellas han visto cómo sus rostros han sido añadidos mediante las nuevas técnicas de edición a vídeos pornográficos en los que, evidentemente, nunca han participado.
Falsear estos vídeos hace unos pocos años suponía poco menos que un trabajo de orfebrería pero hoy en día basta con unas horas para tener un producto terminado cuya calidad audiovisual resulta irreprochable.
A pesar de que las afectadas han mostrado repetidamente su malestar, Scarlett Johansson ha acabado por resignarse ante la evidencia de que tratar de impedirlo es como querer poner puertas al campo, tal y como reconocía la actriz en una entrevista concedida a The Washington Post recientemente.
“Creo que es cosa de cada individuo luchar por el derecho a su propia imagen, reclamar daños, etc. Pero cada país tiene su propia legislación en cuanto al derecho a la imagen, así que a pesar de que pueda ser capaz de cerrar páginas que utilicen mi cara en Estados Unidos, las mismas reglas pueden no aplicarse en Alemania. Lamentablemente, he pasado por ahí muchas, muchas veces. Lo cierto es que intentar protegerte a ti misma de internet y su depravación es básicamente una causa perdida”.