Llevan seis décadas en ello, ocupan un edificio del siglo XV (El Palacio del Molino del Arco); están en Palazuelos de Eresma, al pie de la Sierra del Guadarrama y lo deben todo a Nicomedes García, un polifacético industrial segoviano nacido en 1901 que fundó navieras, empresas de autobuses y bancos, fue dueño de la agencia de publicidad que diseñó el Toro de Osborne, ganó la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y, sí, aciertas, fundó también Destilerías y Crianza del Whisky S.A o, si lo preferís, Whisky DYC, la más afamada destilería española.

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¿Por qué en Segovia?

Por mucho que DYC tenga ya casi 65 años –se constituyó en 1958 y las primeras botellas salieron al mercado en 1963- lo de Nicomedes García y el whisky empezó mucho antes, en concreto en 1929 y cuando era el único distribuidor de Mahou en la provincia de Segovia. Por lo visto; y según se cuenta en el libro 50 años DYC, el éxito de una marca; una partida de 100 barriles se le malogró pero, en lugar de vaciarlos y tirar lo echado a perder, tuvo la brillante idea de destilar su contenido y añejarlo luego en barricas de roble. El resultado fue algo parecido al whisky pero, contaba el rotundo empresario segoviano, “se parecía, aunque no tenía tanto sabor a chinches”. Así, y con aquel destilado, Nicomedes se tiró bebiendo toda la guerra y, explica él también, “como cada día que pasaba estaba mejor, volvió a mí el interés en fabricarlo”. Cabe decir, con todo, que García era hijo de destilador y que su primera empresa fue, precisamente, la destilería del Anís la Castellana, que se fabrica todavía hoy en Valverde del Majano, el pueblo donde Nicomedes nació en 1901. El Anís la Castellana no es sin embargo lo que nos ocupa hoy, porque su historia da para otra pieza como la presente. Diremos, eso sí, que se empezó a elaborar porque Nicomedes, siendo muy joven y trabajando con su padre en un almacén de vinos y licores que tenían, comprobó que el anís que vendían mejoraba si lo rebajaban con agua de Segovia. Agua parecida a esa serviría después para elaborar whisky.

NICOMEDES ESPOSA PORTADA
 

Viaje a Escocia

En 1955,y suponemos que con aquella remesa de protowhisky segoviano con origen cervecero agotada, García viajó hasta Escocia y, a la vuelta, convenció a tres amigos suyos catalanes apellidados Puigmal de que lo que hoy se llama Palacio del Arco y que entonces era poco más que un vetusto molino, tenia que convertirse en una destilería. Arrancaron con un capital social de 55 millones de pesetas, mucho dinero para la época y el trabajo, el agua segoviana y el clima de Palazuelos hicieron el resto junto, también, al cereal castellano y el sistema de doble destilado que Nicomedes aprendió a desarrollar en la propia Escocia. Las primeras botellas salieron al mercado en 1963 gracias a un equipo de cien trabajadores que, en su mayoría, nunca antes habían bebido aquello que elaboraban, porque el whisky era en la España de los 60 un producto de lujo.

La historia, a tu alcance

Lo demás lo conocemos todos: un whisky que se mide más que dignamente con el bourbon y los escoceses de clase media y que ha puesto a Palazuelos y a Segovia en el mapa internacional de los destilados. Ahora, quien quiera, puede visitar la destilería y disfrutar de un producto que, aunque al principio fue recibido por más de un snob con sonrisas de superioridad demuestra hoy con todas y cada una de sus especialidades pero, singularmente, con el DYC Pure Malt, el DYC 8 y el DYC 15, que en Segovia, además de acueductos y cochinillos tienen un whisky más castellano que aquel primer anís con el que Nicomedes descubrió como la honestidad, el buen hacer y lo auténtico calientan el alma cuando se concentran como en lo que él y sus herederos elaboran como nadie.