En todo, siempre y ofreciendo casi lo mismo (o a veces incluso mejor) por menos dinero. Así anda China en lo que se refiere a producción industrial. Hace nada, hablábamos de los coches eléctricos, un sector que aspiran a liderar y hoy toca referirse a la industria eólica. WindEurope, la asociación europea del sector nos advierte: o se toman medidas, o Europa verá cómo se construyen parques eólicos con turbinas fabricadas fuera del continente.

Turbinas eólicas. Pixabay
 

Un sector clave

En Europa funcionan actualmente 250 fábricas de turbinas y componentes eólicos que disponen de materiales suficientes para trabajar con normalidad durante varios años, pero China acecha: los cables, los engranajes y hasta las torres de acero vienen de allí en buena parte. Si Europa, de verdad, quiere renovar su sistema energético, van a hacer falta más plantas industriales vinculadas al sector eólico. La rápida expansión del sector exigen, consideran desde la patronal eólica europea, “hacen falta políticas públicas y apoyo financiero. ¿Cómo hacerlo? WindEurope propone que en las subastas de renovables se otorgue puntos extra a los promotores que garanticen que emplean y emplearán tecnología europea.

Proteccionismo, al fin y al cabo

La receta es clásica y conocida: se propone adoptar medidas proteccionistas centradas, por ejemplo, en primar soluciones que, aunque puedan ser más caras que las que llegan de China, procedan de países con buen historial en materia de derechos humanos y legislación laboral acorde a los estándares occidentales. El precio se convertiría así en un factor secundario. Lo que se pretende es que no acabemos cambiando la dependencia del gas ruso por la dependencia de la tecnología china. Reindustrializar Europa, por tanto, es la solución