Febrero de 1995. El transatlántico Queen Elisabeth II se encuentra en medio de un gran temporal con olas gigantes de 10 a 12 metros de altura. De repente aparece una verdadera muralla de agua. Se trata de una ola de 29 metros de altura. El capitán Ronald Warwich comenta: "parecía como si nos abalanzáramos hacia los acantilados de Dover".
Primeros días de marzo del 2001. Dos cruceros turísticos, el Bremen y el Caledonian Star son sorprendidos por olas de 30 metros provocando numerosos daños y dejando a la deriva unas horas en el Bremen.
1 de enero de 1995. Una ola gigantesca de 26 metros arremete contra la plataforma petrolera Draupner en el mar del Norte provocante graves daños.
Estos son algunos ejemplos de un fenómeno que se está estudiando detenidamente. Los barcos y las plataformas se construyen para soportar olas de hasta 15 metros, pero masas de agua de 25 o 30 metros provocan grandes daños o hundimientos con pérdidas humanas. En los últimos 20 años se han hundido más de 200 superpetroleros y barcos de más de 200 metros de eslora a causa de olas gigantes. Gracias a proyectos como el MaxWave iniciado por la Unión Europea en diciembre del 2000, o el más reciente Waveatlas, a través de satélites y radares se sabe que estas olas gigantes se pueden formar interactuando el oleaje con corrientes marinas importantes. También pueden formarse con ventoleras sostenidas durante más de 12 horas que van sincronizados con la velocidad de translación de las olas.
En las imágenes vemos a Sebastian Steudtner sufejant la ola más alta que un surfista haya hecho. Es en Nazaré, Portugal, y la ola tenía 26,21 metros, pero el año pasado en la misma zona, el mismo Sebastian surfeó una ola de 28,57 metros.
Acabamos con dos vídeos: el primero de una recomendación con las olas y barquitas, en el mar siempre le tenemos que tener respeto, o podemos acabar así. Y después un vídeo curioso, que hace sonreír (o reír directamente), lo denominamos El Melillero, barco que provoca olas en las tranquilas playas de Málaga...