Alfons Puertas (Badalona, 1973) es un aficionado a la meteorología desde pequeño, pero también es meteorólogo profesional en el Observatorio Fabra de Barcelona desde el año 2002. Conocido para ser el cazador de salidas del sol por sus fotografías casi diarias desde la montaña del Tibidabo, Puertas relata su pasión por la observación meteorológica con una estima que sólo aquellos que hemos hecho de nuestra vocación nuestra profesión podemos sentir. Decidió estudiar física para convertir su sueño en su trabajo. Le gusta quedarse embobado mirando el cielo y las condiciones que lo rodean. Por eso nos explica perfecta y detalladamente cómo el cambio climático o la contaminación lumínica han afectado a nuestras vidas y, también, muchas otras curiosidades.

Foto: Sergi Alcàzar

¿Cómo es que en Catalunya hay tanto interés por la meteorología?

Es difícil de justificar por qué en Catalunya hay tanta densidad de aficionados a la meteo, pero es así, hay muchos más que en el resto del Estado. Casi en cada municipio hay unas cuantas personas a quienes les gusta.

¿No hay ninguna justificación, pues?

¡No te puedo confirmar el motivo, y mira que muchas veces lo hemos hablado con la gente de la meteo! Podría ser por la diversidad meteorológica que tenemos en Catalunya, porque con una orografía tan variada tienes todo tipo de tiempo. La diversidad genera interés.

¿Qué trabajo hacéis desde el Observatorio Fabra?

En el Observatorio hacemos el trabajo científico. Tenemos tres secciones: el equipo de meteorólogos, de astrónomos y de sismólogos. Ahora bien, en meteorología no hacemos la previsión del tiempo porque no es nuestra tarea. Que quede claro. Nosotros observamos qué tiempo hace y lo medimos, es decir, miramos la lluvia, el viento...

Somos como una especie de notarios del tiempo

​¿Y cómo lo hacéis?

Los observadores detectamos a simple vista, observando, los fenómenos meteorológicos que se producen. Los anotamos y los fotografiamos. Estas tareas que hacemos cada día del año contribuyen al estudio climático con los datos que tenemos de hace más de cien años. Así podemos hacer un análisis climático y ver si ha cambiado, o no, desde nuestro punto de observación. Somos como una especie de notarios del tiempo: no hacemos la previsión, sino que certificamos lo que ha pasado.

Vemos en TV3 o en otros medios muchas fotos tuyas espectaculares.

En un observatorio reconocemos visualmente los fenómenos meteorológicos que se producen alrededor, y de la observación a la fotografía va un paso. Observar te hace aprender técnicas fotográficas. No me considero fotógrafo, soy un meteorólogo que hace fotos en un lugar privilegiado.

Foto: Sergi Alcàzar

Madrugar un día no te asegura una buena foto

¿Cuál es la mejor hora para hacer fotos de la salida del sol?

De octubre a marzo sale el sol después de las 7 de la mañana, que es cuando yo llego. Ahora, el sol ya ha salido y ya me pierdo el momento justo de la salida del sol, aunque está bajo. A pesar de que vivo a 50 kilómetros de aquí, en Cardedeu, algún día sí puedo venir a las 6 de la mañana para ver la salida del sol, pero madrugar un día no te asegura una buena foto. Se tiene que madrugar muchos días para tener una buena oportunidad.

Normalmente, trabajas de 7 a 16 horas, pero también muchos fines de semana y festivos durante doce horas. ¿Qué es lo más curioso que has visto trabajando aquí?

Como aficionado a la meteorología, me gustan los fenómenos más violentos y extremos, que no destructivos, como cuando se está aproximando una tormenta que, visualmente, es el momento más espectacular. He tenido la suerte de ver un par de tornados desde el observatorio y es espectacular y emocionante.

¿El fenómeno meteorológico más espectacular que has visto desde aquí son los tornados, pues?

Lo más espectacular que he visto fue la gran nevada del 8 de marzo de 2010. Viví todo el episodio de nieve, que no me permitió volver a casa y tuve que pasar la noche aquí, pero lo hice a gusto. Al día siguiente me levanté en el observatorio viendo la nieve. Yo no soy observador sólo de salidas de sol, voy haciendo fotos a lo largo del día.

Foto: Barcelona, 9 de marzo de 2010, el día después de la gran nevada / Alfons Puertas

Es más fácil ver Mallorca, que ver nevar

¿Se ve a menudo Mallorca desde Barcelona? Tienes varias fotos que se han hecho famosas por eso.

Es un avistamiento bastante frecuente. En 2002 empecé a trabajar aquí y me di cuenta de que son frecuentes. Es más fácil ver Mallorca, que ver nevar.

¿Cuántas veces nieva al año?

​Entre una y dos.

¿Y cuántas veces puedes ver Mallorca?

Entre 12 y 15 veces, con facilidad.

¿Qué factores meteorológicos, temporales y espaciales se tienen que reunir para poder verla?

Sobre todo de calendario. Como Mallorca es un perfil de isla que ves al horizonte, se ve mejor cuando está iluminada desde de atrás, es decir, cuando el sol está a punto de salir.

Foto: Mallorca vista desde el Observatorio Fabra el 26 de diciembre de 2016 / Alfons Puertas

Para ver Mallorca desde Barcelona tienes que tener una buena altura

​¿Eso se traduce en alguna época del año?

En los meses de otoño e invierno. Entre octubre y marzo es cuando se ilumina desde de atrás. Si además hay un día limpio con buena visibilidad, un ambiente seco con poca humedad, con viento del norte o del noroeste y es muy pronto, entre las 7.30 y las 8 horas de la mañana en invierno, tendrás los mejores avistamientos. Tienes que tener una buena altura. Mallorca no es visible desde la playa de Barcelona porque queda bajo el horizonte.

En el observatorio estás a 400 metros sobre el nivel del mar.

Sólo veo las cumbres más altas, como el Puig Major de la Serra de Tramuntana, a casi 1.500 metros. Cuanto más alto esté yo, más perfil de la isla podré ver. Es posible verla desde mi altura, pero no desde cero metros.

Los episodios más contaminantes visibles en Barcelona son un registro poco significativo

¿Has observado algún tipo de evolución en el cielo de Barcelona por los episodios de contaminación?

A nivel visual, no puedo percibir siempre la contaminación, no la medimos, a pesar de que pronto sí lo haremos y podremos hacer una evaluación diaria. Los días en que los episodios más contaminantes son más visibles, fotografiamos Barcelona, pero es un registro poco significativo.

Foto: Barcelona en un episodio de contaminación el 17 de mayo de 2017 / Alfons Puertas

La contaminación lumínica decidió hacernos huir de la ciudad

¿Ha crecido mucho la contaminación lumínica en estos últimos años?

A quien más molesta es a la sección astronómica. Ya estaba muy iluminada, Barcelona, hace muchos años. Por eso se trasladó el observatorio a la montaña del Tibidabo el año 1904. Antes estaba en el centro, en la Rambla, donde está la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, la institución propietaria del Fabra. Desde allí hacían la observación hasta que la contaminación lumínica decidió hacernos huir de la ciudad.

¿Desde el Fabra podéis ver el cielo nocturno con claridad?

Con el paso de las décadas, Barcelona ha crecido y cada vez hay más calles, más farolas y más edificios iluminados. La contaminación lumínica llega a molestar hoy día en la sección astronómica profesional, la que hace el seguimiento y vigilancia de asteroides. Todavía lo hacen algunas noches desde aquí, pero afortunadamente ahora existe el observatorio de Àger, en la Serra del Montsec (Prepirineo de Lleida). Allí tienen un cielo mucho mejor y es increíble.

Lo que antes era una solución, ahora es un problema.

Sí. La sección astronómica continúa funcionado, pero pocos días. Ahora se hacen visitas nocturnas casi todas las semanas, pero sólo para hacer observación de cara al público de la Luna, Júpiter o Saturno, que aunque haya contaminación lumínica se ven. El seguimiento de asteroides, sin embargo, requiere un cielo mucho mejor.

La temperatura actual es 1,7 grados más alta que hace 100 años y eso es un incremento significativo

¿Habéis observado alguna transformación del cielo con el cambio climático?

El cambio climático no es visible, es mesurable. El principal factor que hemos observado es el incremento de la temperatura media. La actual es 1,7 grados más alta que la media de principios de siglo y este incremento en 100 años es significativo.

¿Este incremento de la temperatura nos indica que el cambio climático es una realidad?

Este incremento, por sí mismo, no significa que haya un cambio climático. Sabemos que hay cambio climático cuando comparas la serie climática del Observatorio Fabra con otras series centenarias de otros observatorios de todo el mundo y ves que a todos nos ha pasado, más o menos, lo mismo.

¿O sea, la serie de un solo observatorio no nos informa del cambio climático?

Cuando en todos los observatorios centenarios del mundo hay un incremento del mismo estilo de temperatura, acabamos concluyendo que hay un cambio climático global. Pero un único observatorio no es prueba de cambio climático.

¿La falta de lluvias también es señal de cambio climático?

No lo hemos notado a nivel de pluviometría, porque sigue lloviendo más o menos igual, sino con el incremento de la temperatura.

Foto: Sergi Alcàzar

Hemos tenido récords de calor en invierno

¿Cómo lo notamos eso los barceloneses? Un incremento en 100 años de 1,7 grados de la temperatura cuesta de percibir.

Lo notamos porque son más habituales los episodios de calor importantes. Casi cada año tenemos un momento del verano en que hace mucho calor y algún récord. Y no sólo en verano. También hablamos de récords de invierno, de primavera y de otoño.

Este febrero hizo calor.

Cierto. Este invierno no ha hecho mucho frío. El cambio climático no sólo quiere decir más calor en verano, sino menos frío en otros meses en que tendría que hacer. Estos episodios anómalamente poco fríos o extremadamente cálidos son cada vez más frecuentes. Así notamos nosotros el cambio climático.

¿Por qué decidiste ser meteorólogo?

Me han gustado las tormentas desde que tengo uso de razón y también todo lo que tiene que ver con la meteorología. Yo ya me dedicaba a hacer fotografías en casa cuando tenía 13 o 14 años y medía con mis termómetros. Eso es un denominador común de todos los aficionados a la meteo.

 

Foto: Sergi Alcàzar

Nos nace la afición de una manera interna y el cuerpo nos pide observar el cielo

Entonces, te ha gustado desde siempre.

De alguna forma, nos nace la afición de una manera interna y el cuerpo nos pide observar el cielo. La meteorología es una ciencia muy asequible para todo el mundo y a coste cero y, por eso, a esta afición le puedes dar fácilmente salida.

¿Qué te transmite la observación a nivel personal?

Tengo varios sentimientos. Soy consciente de que soy un privilegiado por trabajar donde trabajo porque puedo dar satisfacción a mi afición de manera diaria y prácticamente máxima. Me gusta quedarme embobado y observar la belleza del paisaje y de los fenómenos. También soy consciente de que cada día puedo aprender del tiempo porque dedico muchas horas a observar y llego a ver fenómenos muy poco habituales. Siempre hay motivos para salir fuera, para echar una ojeada al cielo y captar lo que pase.

Cuando hago vacaciones, tengo la sensación de que me estoy perdiendo algo

¿Y cuando haces vacaciones? ¿Cómo te sientes?

Siempre tengo la sensación de que me estoy perdiendo algo. Me llevo mi afición allá donde vaya, pero aquí tengo el panorama para verlo todo de una manera óptima; y en eso sí que pienso cuando me marcho de vacaciones. Siempre tengo la sensación que los dos días que me voy pasa algo y me lo pierdo.

¿Te cuesta desconectar?

Tengo que hacer un esfuerzo mental para decirme que no estoy en el observatorio, pero a veces me cuesta un poco desconectar. Si estoy en familia veraneando, observo, pero de una manera más discreta por respeto a la gente con quien voy y para no afectarlos.

Así no te dirán que estás obsesionado con el trabajo.

Exactamente. Es eso.

Foto: Sergi Alcàzar