Carme Chacón (Esplugues de Llobregat, 1971) fue el primer intento de arreglar los problemas de España sustituyendo las estrategias de comunicación por la propaganda descarnada. La candidata socialista es el ejemplo de que vender cuentos de hadas allí donde hay que promover políticos preparados y con convicciones, a la larga es un negocio ruinoso. Militante del PSC desde los 16 años, se puede decir que Chacón allanó el camino a las caras guapas que ahora se disponen a asaltar el poder, liderando la transformación de la política en un espectáculo dulzón y sentimental, ideal para la prensa rosa.
Aunque Chacón sólo tiene 44 años, pertenece a la generación política de Mas y de Rajoy. Fue la ministra más joven de la democracia y encarnó, durante los años de vacas gordas, el triunfo de la España constitucional. Casada con un pijo de Madrid, amigo de Rodríguez Zapatero, Chacón llegó a la alta política con la promesa de impulsar una España federal que acabara con la política convergente del "pájaro en mano", que llegó al siglo XXI en franca decadencia. Al final, su vida privada ha mejorado mucho más que la vida de sus votantes, desde que accedió al primer cargo público en 1999. Todo eso la hace parecer más vieja de lo que es. Pero nos recuerda cuándo fue que la política de este país se empezó a pervertir más de la cuenta.
Ahora que Albert Rivera escribe en castellano a su hija, pero se hace llamar Albert, ella vuelve a llamarse Carme
Chacón vivió su momento de máxima popularidad en las elecciones generales del 2008. Con Duran i Lleida de adversario, salvó la reelección de Zapatero sacando los mejores resultados de la historia del PSC en unos comicios al Congreso. A partir de aquí, su popularidad fue disminuyendo a medida que alcanzaba cuotas de poder y que el independentismo ganaba terreno en Catalunya. Como ministra de Vivienda gestionó los primeros estragos de la burbuja inmobiliaria y las primeras oleadas de desahucios. Como ministra de Defensa retiró las tropas de Kosovo, y pasó revista a las tropas de Afganistán luciendo un embarazo que dio juego a la prensa.
En Catalunya, Chacón fue la última esperanza del autonomismo después del fracaso del Estatut. En España llegó a hacerse llamar Carmen para tratar de ganar puntos. En el 2012 estuvo a punto de convertirse en la líder del PSOE, pero perdió las primarias por 22 votos ante Rubalcaba. Si hubiera ganado, habría sido la primera mujer con posibilidades de ser elegida presidenta del Gobierno. Ahora que Albert Rivera escribe en castellano a su hija, pero se hace llamar Albert, ella vuelve a llamarse Carme. En la tele siempre luce alguna pieza de color rojo. Debe de ser porque es socialista.
Fotos: Sergi Alcàzar