Albano Dante Fachin Pozzi nació en Argentina en 1976, coincidiendo con el golpe de estado del general Videla. Hasta que vino a Catalunya con la familia, Dante Fachin vivió en Bahía Blanca, una ciudad fundada en 1828 en un enclave comercial estratégico. Entre el siglo XIX y primeros del siglo XX, los indios que habitaban en los alrededores de Bahía Blanca fueron exterminados a medida que la exportación de carne exigió ampliar las hectáreas agrícolas. Según el general que remató el trabajo, Julio Argentina Roca, los indios no dejaban “trabajar a los inmigrantes” y había que liquidarlos de una manera “absoluta”.
Setenta años después, cuando el líder podemita llegó al mundo, Argentina se adentraba en una dictadura sanguinaria. El general Videla encabezó un régimen que dejó miles de muertos y exiliados, además de 30.000 desaparecidos, entre los opositores de izquierdas. Dante Fachin cursó la educación primaria en un país sin prensa libre, que perseguía minorías sociales y étnicas y que conculcaba los derechos humanos de manera sistemática. También vivió el patriotismo delirante de la guerra de las Malvinas y la restauración democrática de Alfonsín, que condenó a cadena perpetua a los principales líderes de la dictadura y dejó el país con una inflación de caballo.
En 1992, en pleno auge del presidente Menem, que indultó a Videla y privatizó todo lo que encontró, la familia de Dante Fachin hizo las maletas y se plantó en Catalunya. Entonces Argentina vivía una ola de fascinación por los Estados Unidos. Barcelona, en cambio, estaba inmersa en la euforia de las olimpiadas y la izquierda caviar, frívola y antiamericana. Dante Fachin tenía 16 años, y acabó el bachillerato en un instituto de Blanes. Después, se matriculó en la facultad de Filología inglesa de la Universidad de Barcelona. En algunas biografías se dice que el líder podemita tuvo que dejar los estudios para poner en marcha la revista Cafè amb llet (Café con Leche). Pero cuando la revista nace en el 2004, Dante Fachin tiene 28 años.
Este revista y el ambiente amasado por el 15M pavimentarán el camino del diputado de Catalunya Sí que es Pot hacia la política. Café con leche empezó como una publicación local con secciones de deporte y gastronomía. Durante la mayoría absoluta del PP y los primeros recortes del gobierno de CiU tomó vuelo gracias a Internet y a unos reportajes sobre el funcionamiento de los hospitales públicos de Blanes y Calella. Los reportajes derivaron en una cruzada contra el sistema sanitario con un periodismo de investigación amarillo y sensacionalista, que tuvo mucho éxito –seguramente porque conectaba con los discursos viscerales que había extendido la crisis–.
“Tengo que empezar con una confesión pública: en 1987 causé la muerte de un hombre. Ahorré medio millón a la compañía y fui premiada por eso. Sé cómo los seguros médicos mutilan y matan a los pacientes.” Así se presenta uno de los reportajes colgados en el portal de la página, firmado por Dante Fachin con fecha del 2015. Hay que leer unas cuantas líneas antes de llegar a saber que la homicida de la fotografía es una doctora norteamericana que hizo esta declaración en el Congreso de los Estados Unidos en 1987. El periodismo pasa horas tan serviles que algunos reportajes de la revista tuvieron un gran impacto.
A través del sistema sanitario, y siempre con frases grandilocuentes –“contra la barbarie no puede haber neutralidad”– Café con leche denunciaba el capitalismo de amiguitos y la política de privatizar los activos de la Generalitat para reconfigurar el poder autónomico. En el 2012, un tribunal condenó a Dante Fachin y su pareja Marta Sibina, que hacía la revista con él, a pagar 20.000 euros por lesionar el honor de un asesor del president Mas en un vídeo titulado “El mayor robo de la historia de Catalunya”. Inmediatamente la pareja fue elevada a los altares de los mártires y defendida por antipujolistas tan activos como Carlos Jiménez Villarejo –de una manera u otra, en este país todo el mundo moja–.
Para pagar la multa y evitar el cierre de la revista, la pareja escribe el libro Artur Mas: ¿dónde está mi dinero? El libro empieza explicando las dificultades de la pareja para llegar a final de mes con la revista haciendo aguas y su hijo enfermo. Después desgrana el entramado de intereses privados que articulan la sanidad pública y los recortes, con un exhibicionismo bastante prescindible. El libro, que fue financiado con los 10.000 euros que la pareja obtuvo a través de Verkami en sólo 12 horas, fue prologado por la monja Forcades. La obra salió en abril del 2013, coincidiendo con la creación del Proceso Constituyente. En febrero del 2014 la sentencia fue anulada y, en abril, la pareja publicaba una edición nacional de la revista con la tirada fabulosa de 145.000 ejemplares.
Café con leche empezó a morir cuando Dante Fachin decidió presentarse a las primarias de Podem para el 27S. A pesar de las buenas palabras, algunos de los colaboradores que querían continuar la revista no se sintieron muy bien tratados. Con el apoyo de Ada Colau y Pablo Iglesias, y el prestigio del Proceso Constituyente a favor suyo, Dante Fachin ganó fácilmente unas primarias poco concurridas. El 27S el líder podemita fue de número cinco a las listas de Catalunya Sí que es Pot. Tres meses después, su mujer fue detrás de Xavier Domènech, en el segundo lugar de las listas en el congreso de Catalunya en Comú.
En el Parlament, dentro del grupo de Catalunya Sí que es Pot, Dante Fachin ha escenificado los intereses de Ada Colau tanto de cara a Catalunya como de cara al resto del Estado. En Catalunya, el lider podemita se presenta como un contrapoder en el mundo de Iniciativa, mientras que de cara a España se presenta como el hombre que desafía las pulsiones centralizadoras de Pablo Iglesias. Dante Fachin se defiende de los conflictos que organiza apelando a la complejidad de la política y a la necesidad de trasladar a la gente la riqueza de los debates. Algunos dicen de él que hace mucho ruido, pero que al final siempre recula. Otros lo describen como un hombre con mucha ambición de poder y poca profundidad intelectual e ideológica.
A mí me parece que se mira Catalunya como si fuera Argentina, y que es un ejemplo más de la facilidad con la cual este país siempre se acaba excusando con discursos chillones, que al final sólo sirven para tapar los problemas de base. No es que las oligarquías catalanas no se puedan comparar con las argentinas, es que aquí los indios todavía andan por la calle. Frivolizando o relegando este factor a un segundo término, es más fácil hacer carrera, y pasar por una persona buena y valerosa.