Ya hace más de dos meses que Andreu Mas-Colell dejó de liderar la Conselleria d'Economia i Coneixement (2010-2016) para volver a los pasillos de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) como profesor emérito. No es la primera vez que hace esta transición después de haber dejado hace 13 años la Conselleria d'Universitats, Investigació i Societat d'Informació (2000-2003). En esta entrevista a El Nacional, recuerda el mejor y el peor momento de su estancia política y no descarta volver a dar clases. También valora la situación actual de las universidades y la política catalana, sobre lo que asegura que seguimos en una fase de callejón sin salida y que "la vaca de las comunidades autónomas ya no da más leche y no dará más". Su dominio de la teoría de juegos y resolución de conflictos le permiten anticipar que "si nosotros caemos, España también".
¿Cómo valora su experiencia como conseller de Economia en los últimos cinco años?
Ha sido un privilegio y un reto poder estar a primera línea en unos momentos tan complicados, y si volviera cinco años atrás, volvería a apuntarme. No puedo decir que lo haya pasado bien, pero tampoco ha pasado nada que no hubiera podido anticipar.
Si volviera cinco años atrás, volvería a apuntarme
Todo tiene un motivo. ¿Qué le empujó a aceptar este cargo?
Me lo propuso el presidente de mi país y me encontraba en una época en la vida en que me sentía nuevamente preparado y me correspondía dedicar un número de años a tareas de gestión y dirección de política económica.
¿Cuál ha sido el peor momento?
Peores ha habido muchos. Ahora, quizás, el peor de todos fue en diciembre del 2011, cuando tuvimos dificultades para pagar las nóminas por culpa del colapso monetario europeo y el cierre de los mercados. La angustia fue muy grande y en torno a aquellas fechas me costó dormir.
También habrá alguno bueno.
En el ámbito político, el mejor momento ha sido el 9N. Fue extraordinariamente animador ver a toda aquella gente yendo a depositar su voto en una manifestación participativa. Me dio la sensación que estábamos creando una estructura de resistencia para evitar que la máquina de la Generalitat se colapsase.
En el ámbito político, el mejor momento ha sido el 9N
Ahora que está jubilado y es profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra, ¿se plantea descansar?
Después de haber acabado mi paréntesis en el servicio público, tengo dos transiciones por hacer. De la vida política a la vida normal y de esta, a la vida de profesor jubilado. No tengo obligación de dar clases pero quizás lo haré. De lo que no hay ninguna duda es que estaré ocupado con las actividades académicas de economía y también dando apoyo a la investigación. Ahora duermo ocho horas y estoy descansado, pero si sólo hubiera eso, sería muy aburrido.
Vuelve a estar al día de la educación. Supongo que habrá oído las críticas que se hacen a la desconexión entre las universidades y el mundo laboral.
Se exagera mucho. El trabajo de la universidad consiste en proveer educación, capacidades y competencias a los jóvenes para que puedan empezar a funcionar en el mundo laboral. Lo que nos tenemos que preguntar es si las empresas ofrecen el grado de calificación por el cual los estudiantes se están preparando. A veces pasa que el estudiante universitario está sobrecualificado y acaba haciendo un trabajo por el cual no hubiera tenido que estudiar tanto.
A veces pasa que el estudiante universitario está sobrecualificado y acaba haciendo un trabajo por el cual no hubiera tenido que estudiar tanto
La educación se tiene que replantear en muchos sentidos, pero tener más conocimientos tendría que ser una virtud, no un defecto. ¿Cuál es la solución?
Me resisto a pensar que sea rebajar su nivel de preparación. Más bien, considero que se tiene que ampliar la oferta laboral, promocionar la implantación o expansión de empresas que ofrezcan puestos de trabajo ajustados al nivel de cualificación.
¿Sucede lo mismo con la formación profesional?
Es un caso distinto. Necesita potenciarse más y de forma dual, es decir, cogestionada desde una empresa y desde el centro de formación. Hace falta más atención en calidad que en cantidad.
En los últimos años ha empezado a ganar peso el movimiento estudiantil internacional ISIPE a favor del pluralismo y el pensamiento crítico en la docencia económica. ¿Qué opina?
Me parece bien. Cuando yo era estudiante de la Universidad de Barcelona, también lo hacíamos y precisamente se comentó este mismo punto en una asamblea. Es bueno que los estudiantes planteen estos temas y es bueno que las universidades sean reactivas. Lo ideal es que tanto el punto de vista de los alumnos como la oferta sean amplios.
Su lema es "no sólo el mundo está en crisis, también lo está su economía". ¿Hemos salido adelante en Catalunya?
Todavía no hemos salido de la crisis porque no hemos llegado al PIB por cápita que teníamos en el 2007 y eso, en teoría, tendría que suceder durante este año o a principios del siguiente. Digo en teoría porque tenemos que tener prudencia, hay nubes que han moderado el crecimiento económico.
Todavía no hemos salido de la crisis porque no hemos llegado al PIB por cápita que teníamos en el 2007
¿En qué estamos mejor y en qué peor respecto al 2007?
Ahora tenemos una economía más exportadora que antes, en todas las dimensiones. Y contamos con una vitalidad tecnológica e innovadora mucho mayor. Pero no todo es bueno y la economía también se ha debilitado por un paro excesivamente alto, unos sueldos que nos gustaría que fueran más altos y un empobrecimiento de algunos sectores de la población. No podemos continuar indefinidamente así y los sueldos no dejan ser el reflejo de la productividad. Por lo tanto, tenemos que estimular una economía más productiva que la que tenemos.
A lo largo de estos últimos días, las agencias de calificación crediticia Moody's, Fitch y S&P han generado mucha polémica al bajar la ratio de la deuda de Catalunya.
En todo caso, son evaluaciones sobre el Gobierno central que es quien controla los fondos. Si alguien se mira estos ratings, la lectura que tiene que hacer es que hay incertidumbres y fragilidades aunque personalmente, no considero que haya ningún riesgo, ya que al final siempre acaban pagando. Prefieren que haya un descalabro cada tres meses y eso ya empieza a ser un poco cómico. En una situación de default, la percepción internacional sería que es culpa de España. En temas de garantía de pagos, nosotros estamos en manos del Gobierno y el Gobierno está en nuestras manos. Si nosotros caemos, España también.
Si nosotros caemos, España también
¿Cuál es el problema con el FLA?
La relación política y económica entre Catalunya y España. Más concretamente, el problema es la política del Partido Popular (PP) que utiliza la necesidad de consolidación fiscal provocada por la crisis para intentar volver al modelo de un Estado unitario. Desde 2010, el Ejecutivo central ha aumentado su gasto público mientras que las autonomías lo han bajado mucho. Todos los márgenes de impuestos que se han ido creando, se los ha guardado el Ministerio. Saben que las distribuciones de los objetivos de déficit están completamente sesgadas pero les da igual.
Todo vale para ganar más control.
El Ministerio se ha querido hacer el gallito. Sólo quiere tener más reputación a costa de que la pierdan las comunidades autónomas. Apretar lo máximo y apoyar lo mínimo. Es evidente que dependen de nosotros y por lo tanto, la única posibilidad es que el Gobierno central haga los deberes con su propia administración. La vaca de las comunidades autónomas ya no da más leche y tampoco dará más.
La vaca de las comunidades autónomas ya no da más leche y tampoco dará más
¿Usted que ha sido y quizás volverá a ser profesor de teoría de juegos, ha conseguido anticiparse o prever alguna vez los movimientos del Estado Español?
El Gobierno central ha tenido un comportamiento muy previsible derivado de una concepción de Estado unitario y homogéneo por parte del PP. En las últimas décadas, han visto que se les ha cuestionado este modelo y han querido volver a ello amparados en la excusa de que la eficiencia necesita centralización. Pero los casos de Alemania y Estados Unidos demuestran que este discurso no tiene ningún tipo de sentido.
El president Tarradellas afirmaba que en Madrid disponen de un cepillo reservado a los catalanes, es decir, un puñado de elogios para seducirlos y predisponerlos a ser receptivos a todas las ofertas que les hagan, por muy malas que sean. ¿En este sentido, cómo son las reuniones con Montoro y De Guindos?
Si me han cepillado, no me he dado cuenta. Sin embargo, yo creo que esta vez, en Madrid no han sacado el cepillo y esto demuestra que las cosas están claras.
En Madrid no han sacado el cepillo y esto demuestra que las cosas están claras
Las inversiones extranjeras han aumentado un 57,8% en Catalunya. Desde Madrid, el secretario de Estado de Economía, Jaime García-Legaz aseguraba que eso se debe a la nula credibilidad que tiene el proceso independentista para los extranjeros.
Siempre que hay tensión política, se puede dar esta posibilidad pero las cifras demuestran que no ha habido una contracción de la inversión en Catalunya, sino todo lo contrario. La explicación que a mí me gusta dar es que la opinión internacional no cree que nosotros vayamos a dejar la Unión Europa bajo ninguna circunstancia. Lo único que le importa a la inversión extranjera es que Catalunya tenga una economía sólida y se mantenga en la Unión Europea. Estoy convencido de que nunca haremos nada que nos pueda situar fuera de ella.
¿Cómo valora desde fuera del Govern, la gestión actual de la Conselleria d'Economia encabezada por Oriol Junqueras?
Se está gestionando bien y nada de lo que he visto me sorprende. En una situación compleja como la actual, la gestión económica tiene pocos grados de libertad y en este sentido, hay continuidad respecto a lo que se hacía antes.
Usted se ha mostrado públicamente a favor del derecho a decidir... ¿También está a favor de la independencia?
Para mí el concepto fundamental es el de soberanía. Ahora bien, si me hicieran votar entre seguir como estamos y la independencia, votaría la segunda. Y creo que este referéndum se acabará produciendo, precisamente entre estas dos opciones. Soy muy escéptico con una tercera opción, pero tenemos que apoyar a la gente que todavía cree en ello, ya que se acabarán decepcionando. Tenemos que conseguir que se sumen a nosotros y todos juntos, tenemos que empujar para conseguir un referéndum.
Si me hicieran votar entre seguir como estamos y la independencia, votaría la segunda
En una entrevista en El Nacional, el president Carles Puigdemont aseguraba que en 16 meses Catalunya empezará a actuar como Estado independiente. ¿Es factible este plazo?
Aunque ahora no estoy en el Govern y no lo puedo saber, creo que no nos ayudan las cuentas atrás porque siempre distorsionan. La dirección en la que nos estamos moviendo es la adecuada, pero el contexto es complejo y no conviene poner un cuándo. Los movimientos del próximo Gobierno español influirán sobre cómo podamos desarrollarnos desde aquí.
Estamos en una fase de callejón sin salida. Por una parte, no tenemos la suficiente fuerza para desconectarnos de una manera unilateral, ya que oficialmente no hemos pasado el 48%; pero por la otra, el Gobierno español no tiene bastante fuerza para anular el procés. Hay medidas que no puede tomar porque Europa no le permite. Es un equilibrio de dos impotencias.
No tendríamos que poner ninguna fecha a la independencia para evitar crear más tensión de la necesaria
El último callejón sí que tuvo salida.
Y este también la tendrá si se normaliza el conflicto. Por el lado español se tendría que reconocer la legitimidad del soberanismo y del independentismo; y por el nuestro, no tendríamos que poner ninguna fecha para evitar crear más tensión de la necesaria. Admito que el 9N fue una fecha que funcionó pero hay que vigilar porque no siempre sale bien.