Monica Seara (Orense, 1975) se "inventó" su puesto de trabajo después de ver que "el mercado laboral era una mierda". Ella ha estudiado ingeniería en mecanización agraria y, en 2008, cambió Galícia por Catalunya para trabajar en el AVE como técnica de prevención y ahora va y viene. Su actitud ante la vida es "ser feliz" y, cuando se dio cuenta de que en su trabajo no estaba valorada, decidió salir de su zona de confort, dejar esa faena y fundar su propia empresa: Humanas. Aquí ha podido aplicar lo que hacía tiempo que veía: "la importancia de gestionar a las personas de otro modo" y se dedica a formar a jefes y trabajadores para aplicar sus conocimientos. Por eso, nos da las claves para ser felices en el trabajo y tiene claro que si no estás bien contigo mismo en todos los aspectos de tu vida, no serás feliz en ningún lado.
¿Cómo podemos conciliar la vida laboral con la familiar?
Todo empieza por la política de conciliación de la empresa y, si no tienen políticas, se debe de hacer desde la responsabilización de los jefes y de los trabajadores. Si yo soy responsable, solo voy al médico cuando estoy mal y no me pido días continuamente.
Hay problemas familiares que no interesa conciliar, como estar enfadado con la pareja y quedarse en el trabajo
Habrá trabajadores que abusan de esto.
Efectivamente. Por eso hay tanto control. Es lo de pagar justos por pecadores. Los directivos deberían confiar más en las personas. Si hay un ambiente más relajado, estos abusos deberían ser menores por parte de los trabajadores. Las personas deberían de aprender a gestionar su tiempo porque hay veces que no es tanto la carga de trabajo, como la mala organización e incluso problemas familiares que ya no interesa conciliar, como estar enfadado con la pareja y quedarse en el trabajo.
¿Nos aprovechamos de esto?
El presentismo es importante y el trabajador tiene parte de la responsabilidad. La clave es saber gestionar nuestra energía, nuestra actividad, cómo compatibilizar tu vida personal con la profesional y encontrar esos huecos para ti.
¿Cómo sabemos si estamos hechos para un trabajo?
Si una persona necesita más de ocho horas para hacer su trabajo, hay dos cuestiones: o esa persona es buena para ese trabajo o no lo es. Si le lleva más de ocho horas cada día del año, yo diría que igual no es buena para hacer su trabajo o que tiene sobrecarga. Hay un momento en tu vida de que empiezas a tener consciencia de lo que puedes hacer, de quién eres y de cuáles son tus dones.
¿Nos cuesta hacer el clic?
Cuando llevas mucha carga de trabajo, acabas enfermando. En Humanas buscamos evitar el estrés, evitar el absentismo, que perjudica a las empresas porque es un coste económico, pero también al trabajador y a los compañeros, que deben de asumir tu carga de trabajo.
Los empresarios no saben motivar y los trabajadores no saben gestionarse
Entonces, ¿si alguien necesita más de ocho horas para hacer su trabajo...?
El empresario tiene que pensar que, o está mal repartido el trabajo, o igual la persona no es competente para este puesto. Los empresarios no saben motivar y los trabajadores no saben gestionarse.
¿Cómo podemos ser felices en el trabajo?
El trabajo es una extensión más de tu vida. Si eres un infeliz, también lo serás en el trabajo. A mí me preocupan las personas que están bien y que el trabajo las intoxica por el ambiente o mal clima. Su ánimo decae, su optimismo se ve mermado y eso deriva en su vida personal. Para ser feliz en el trabajo, debes llegar feliz al trabajo.
Si trabajas en un ambiente tóxico, es muy difícil que no acabes contaminado
¿Qué pasa cuándo llegas feliz, pero la cosa se tuerce?
Cuanto más fuerte estés tú, cuanto mejor te sientas a nivel personal, mucho mejor. No todas las personas están en este nivel de autoconocimiento y de gestión emocional. Si trabajas en un ambiente tóxico, es muy difícil que no acabes contaminado. Mi recomendación es que huyas porque una manzana sana en un cesto de manzanas podridas se contamina.
¿Cómo puedes afrontar una jornada laboral en un trabajo que no es vocacional? O sea, que estás allí porque no te queda otra.
No me gusta la expresión 'no te queda otra'. Asúmelo y busca la parte positiva. Mucha gente está desesperada porque no encuentra el trabajo, lo encuentran y ya todo es malo. Solo vemos lo que nos interesa. Si ahora tienes trabajo, valóralo.
Se olvida rápido…
Somos demasiado exigentes, tienes que dar si quieres recibir y no nos merecemos todo solo por firmar un contrato. Tienes que demostrar que eres bueno.
Antes de la crisis, mucha gente cobraba por encima de lo que tocaba y volver atrás no le gusta a nadie
Decimos esto, pero con la crisis las condiciones han cambiado.
Todos tenemos la responsabilidad. El empresario se aprovecha porque tú lo aceptas. La crisis solo ha hecho que todo esto aflore, que se haga más visible. Antes de la crisis, en muchas profesiones se pagaba muy bien porque había dinero y nos hemos acomodado. Mucha gente cobraba por encima de lo que tocaba y volver atrás no le gusta a nadie.
Pero no solo ha repercutido a nivel salarial.
La crisis global ha reducido puestos de trabajo y por eso ha aumentado la carga. Si te bajan el salario te molesta, pero si te suben la carga de trabajo ya es un abuso porque la reducción ya es más grave. Las personas tienen tanto miedo que desde el minuto uno han aceptado condiciones precarias, pero entonces no deben quejarse dos meses después. Vivimos en una queja continua. Si todos dijeran 'no' a un contrato, la cosa cambiaria.
Si las personas no van felices al trabajo es porque ya no están felices
El problema es que, si no lo aceptas tú, el que venga detrás lo cogerá.
Lo generamos de algún modo. Formamos parte de este sistema. Puedo estar muy mal, pero, ¿por qué acepto unas condiciones que no me gustan? Cuando luchas por un sueño, tienes energía, pero cuando te rindes al sistema, cuando te perviertes, de algún modo, enfermas, mueres. Si las personas no van felices al trabajo es porque ya no están felices.
¿Y qué se debe de hacer llegado a este punto?
Emprender. Emprender es muy difícil, se trabaja mucho más que si estuvieras en una empresa, aunque yo nunca tengo la sensación de levantarme para ir a trabajar. Si hago lo que me gusta, no calculo las horas y mi cuerpo rinde porque tengo ilusión.
¿Te pueden matar las ilusiones?
Creas otras. Es tu pensamiento lo que te condiciona. El modelo en que nos hemos educado nos perjudica muchísimo a la hora de emprender, no nos han hecho emprendedores. No puedo esperar a que me llamen para crear algo más. Todos estamos esperando que suceda algo. Si tú no haces nada, esto no va a cambiar. Empieza por ti.
Las personas son el motor de las empresas y hay que cuidarlas
Siempre esperamos que las cosas cambien fuera.
Yo, como lo he pasado mal, sé lo que no quiero y sé cómo solucionar los problemas. Por eso creé Humanas. Si hablo hace cuatro años de empresa saludable, era una loca. Ahora la cosa ha cambiado y hay empresas que están concienciadas de que necesitan ese cambio, pero rechazamos a las que solo quieren el maquillaje. Las personas son el motor de las empresas y hay que cuidarlas.
Toda acción tiene su reacción.
El 'buenos días' va a la cuenta de resultados. Entrar en la oficina con una sonrisa es muy diferente que entrar pegando un portazo. Cambia radicalmente toda la productividad del trabajador. El liderazgo es lo que puede transformar una organización, pero ahora no hay líderes, hay jefes, que son los que dominan, ordenan y mandan.
¿Cómo es un 'jefe'?
Piensan en que no les quiten el puesto y no en lo que beneficia a la empresa. Y eso son intereses muy egoístas y egocéntricos. Cuando tú tienes una meta muy clara, como los objetivos económicos, te olvidas de la gente e irás siempre muy justo.
¿Qué se puede hacer para no olvidar a la gente?
Si mejoras la carga de trabajo, probablemente la gente ya estará más motivada. Con pequeñas acciones que hagas con los trabajadores, lo valoraran porque son muy agradecidos. De pagar la nómina el día 5, a pagarla el 31 ya cambia la cosa. O un simple reconocimiento. A veces, los cambios tampoco pueden ser tan globales porque hay trabajadores que se aprovechan de esto.
No soporto a la gente que se queja y no hace nada porque el inmovilismo no te lleva a ninguna parte
Es difícil...
El tema de la conciliación empieza por la flexibilidad y si hay comunicación y compañerismo la hay. Perdemos de vista que vamos a estar trabajando por encima de los 70 años y queman a los trabajadores a los 40. Aún no has empezado y ya te estás quemando por demostrar que eres el mejor. Respiramos, pero no vivimos, vamos en piloto automático y en modo victimista. Mientras seamos víctimas, no podremos hacer nada, al contrario. Coge las riendas de tu vida y haz lo que quieras con ella. No soporto a la gente que se queja y no hace nada porque el inmovilismo no te lleva a ninguna parte.
¿Cómo cambiamos nuestro paradigma?
Hay un momento en que la persona tiene que hacer un clic. Mientras tú no te transformes de jefe a líder, la empresa no pasará de ser tóxica a ser saludable. A todos nos interesa estar bien. Debes plantearte si salir de fiesta o cultivarte porque tú puedes llegar feliz cuando más te conozcas a ti mismo. Debes intentar que la gente te contamine lo menos posible.
Hoy en día, dentro de las organizaciones nos olvidamos de las emociones
¿Qué es la salud organizacional?
Es un enfoque más holístico integral de la empresa. Hoy en día, dentro de las organizaciones nos olvidamos de las emociones. Yo prefiero hablar de humanos con recursos que de recursos humanos porque un recurso es algo que como tal puedes cambiar y cada uno de nosotros tiene algo que aportar.
¿Cuál es entonces la misión del jefe?
Es encontrar en qué es buena esa persona y cuál es su potencial. Tiene que fomentar el autoconocimiento entre ellos y el suyo para saber gestionarlos. Cuando hablamos de salud organizacional es esta parte en la que vamos a gestionar las emociones. Si te sonríen estás mejor y si tiene cara de ogro te asustas porque no sabes qué pasa.
Se trata de cuidar el conjunto.
No solo la comunicación es verbal, también es emocional. Además existen las neuronas espejo: si alguien te gruñe, tu no sonreirás. Tenemos la misma cara que tiene la persona que tienes en frente. La salud organizacional es la salud de la organización del conjunto de la empresa gracias a la salud de sus trabajadores. Si la gente está mal, la organización también.
¿Cuál sería la mejor manera de cambiar eso?
Hoy en día el valor de la empresa es intangible, es el know-how. Buscan personas talentosas para que te den nuevas ideas y luego le exiges que las cosas sean de tal manera. Así, lo hundes. Después decimos que 'en España no hay talento', por eso todo el mundo se marcha y se van los más cualificados. Parece que trabajar sea malo. Hay que dignificar el trabajo. Yo nunca he dicho: 'me voy a trabajar'’, sino 'me voy a la obra'. Si suena el despertador y no me muevo, es que aquí pasa algo.
Nuestro sistema educativo nos hace burros, sumisos y poco combativos
¿Cómo cambiamos eso?
Nos callamos y no decimos lo que pensamos y esto es malísimo. Tenemos que encontrar la forma de decirlo porque no hace falta que haya agresividad. Se necesita generar confianza y saber qué es lo que uno quiere y qué te hace bien. Nuestro sistema educativo nos hace burros, nos hace sumisos y poco combativos. ¿Cómo es posible que destinemos el 6% del PIB al absentismo?
¿Un consejo?
Ser feliz es una actitud ante la vida.