Por fin, esta semana, la ley de amnistía ha sido desbloqueada en el Congreso de los Diputados. Después del acuerdo del PSOE, Junts y ERC, la Comisión de Justicia ha dado también su visto bueno.
El borrador del informe de la Comisión de Venecia que fue filtrado la semana pasada por el propio gobierno, ha acelerado y facilitado el mensaje de aceptación para la opinión pública. Una carambola que, sin quererlo, ha provocado el propio Partido Popular, que fue quien solicitó desde el Senado la revisión por parte de la comisión consultiva del Consejo Europeo.
Este tiempo transcurrido ha vuelto a suponer, en términos políticos y estratégicos, una victoria para los de Puigdemont, que han demostrado que mantener la calma y aguantar hasta el final, termina dando frutos. Quizás deberían plantearse algunos si la política a golpe de titular, con prisas y de cualquier modo, no es más que una chapuza que termina por gestar acuerdos sin contenido, como lo fuera el de la mesa de diálogo.
Ya está todo listo para que, la semana próxima, sea aprobada en el Congreso. Después, pasará al Senado, donde el Partido Popular cuenta con mayoría y ha modificado el reglamento de la cámara para poder disponer de un plazo mayor a la hora de abordar este texto.
Vox ha tenido la ocurrencia de plantearle al PP que ni siquiera la admita a trámite, algo que es irregular y no puede hacerse después de haber pasado el paso previo en el Congreso.
Lo que está claro y sucederá seguro es que el PP lo retrasará todo lo que sea posible antes de que regrese, como último paso, al Congreso, donde será finalmente aprobada.
Se abordará en la Comisión Constitucional, donde se celebrará un debate al que serán invitados juristas a posicionarse sobre el texto, algo que no se ha dado en el Congreso porque se ha tramitado por el cauce de urgencia.
Ahora todos se preguntan: ¿Cuánto tiempo puede durar este proceso? Posiblemente sea el próximo mes de junio cuando esta ley sea publicada en el Boletín Oficial del Estado.
Desde ese momento, la ley de amnistía se aplicará inmediatamente. Incluso aunque se presenten recursos contra ella ante el Tribunal Constitucional. Los recursos de inconstitucionalidad no tienen efecto suspensivo, salvo que así lo dictamine expresamente el Tribunal Constitucional.
Al día siguiente de la publicación en el BOE, la norma será de aplicación inmediata para las personas que tengan sentencia condenatoria firme. En el caso de quienes estén en un proceso judicial, habrá de dictarse un auto de sobreseimiento por el tribunal correspondiente. Se entiende que cada juez actuará de oficio, aunque en caso de no ser así, se podrá solicitar la aplicación de la ley por las personas afectadas.
Avanzamos con esta ley en democracia, hacemos una especie de borrón y cuenta nueva, y sobre todo, tratamos de equiparar nuestros estándares a los europeos. Que ya va siendo hora.
Es sorprendente que se hable de Europa, todavía en estos tiempos, como si nos fuera ajena. Es increíble que nuestras normas y códigos no estén en línea con los de las democracias más modernas. Cuesta trabajo entender la deriva que se empeñan en mantener algunos jueces ante la vista de todos, evidenciando que la transición fue más bien un cambio de nombres de algunas instituciones, pero no un cambio de espíritu.
Para muestra, el concepto de terrorismo o el de tración, que han sido precisamente dos elementos que han hecho que la negociación haya tenido que extenderse, puesto que en un primer momento, se confiaba en el ordenamiento jurídico español para encajar la amnistía. Algo que resultaba peligroso, a tenor de la interpretación que de una norma ya ambigua, hacen algunos magistrados.
Uno de los elementos que ha generado la necesidad de un mes más de negociación, fundamentalmente por parte de Junts, ha tenido que ver con el concepto de terrorismo. Precisamente, el texto ha salido adelante porque se ha tomado como marco legal el europeo, no el español. Un hecho que bien merece nuestra atención, ya que en este sentido, según señalan expertos como Martín Pallín el concepto de terrorismo debería ser revisado en el ordenamiento jurídico español, puesto que se considera por su parte que estamos ante un “caos mental” en el que “prácticamente todo puede ser terrorismo.
La aprobación de la ley de amnistía supondrá además de la victoria evidente para los independentistas catalanes, una cuestión de justicia democrática para España. Sí. Los verdaderos patriotas deberían estar contentos, porque gracias a ella, pasaremos página de las auténticas aberraciones que se han cometido en el nombre de España. Las trampas, los bochornosos hechos que pasarán al cajón oscuro de una Historia que algún día juzgará a quienes han creído que todo valía para defender un concepto de nación, pasando más allá de las leyes y de la ética.
Estamos cada vez más cerca de caminar por una senda en la que todos aprendan. Especialmente, España, que debe serlo y no parecerlo, puesto que con todo esto que hemos visto, le han levantado las faldas y la evidencia ha demostrado que hace falta ventilar, modernizar y sobre todo, apostar de una vez por todas por el juego limpio. Una tarea pendiente desde hace ya, demasiadas décadas.