Ayer viernes se celebró en el Parlament la segunda Cumbre del Observatorio Ciudadano contra la Corrupción. Con motivo de esta cumbre tuve la oportunidad de entrevistar a su presidenta, Itziar González, con quien pude conversar de la experiencia que ha vivido una "ciudadana" ajena a la militancia política de partido, que quiso sumarse como representante de la ciudadanía en el Ayuntamiento de Barcelona. La experiencia de Itiziar me recordó a la de Ana María, una funcionaria valiente que desde el ayuntamiento de Boadilla, en Madrid, denunció la corrupción del Partido Popular; o el caso de Luis, teniente militar que denunció ante sus mandos la posible corrupción que observaba desde su puesto. Son tres nombres, tres personas honestas y valientes que dieron la cara y se atrevieron a decir, sencillamente, que lo que tenían ante sus ojos necesitaba ser investigado.
En los tres casos han sufrido en sus carnes el peso de las consecuencias de la honestidad: han perdido sus trabajos, se han visto amenazados, han visto cómo sus vidas en un momento dado se desmoronaban. Y todo por haber hecho lo que cualquiera de nosotros creemos que es lo que hay que hacer. Pero, ¿qué es lo que ocurre en el sistema cuando alguien desde dentro señala sus fallos? Por desgracia, el sistema expulsa a estas personas, cuando en realidad deberían ser principalmente ellas las que tendrían que mantenerse en sus puestos actuando con esta valentía y honestidad. La entrevista que le hice a Itziar puedes recuperarla pulsando aquí. El trabajo del Observatorio puedes consultarlo en su web, y sumarte a sus proyectos, porque en definitiva también son tuyos.