Desde que no nos vemos, Biden se ha retirado de la carrera presidencial. Ha llegado Kamala Harris, y la directora del servicio de inteligencia norteamericano ha dimitido, asumiendo los fallos producidos en el atentado contra Trump. Zelenski insiste en apostar por la paz y contar con Moscú para abordar la resolución del conflicto, mientras Netanyahu visita EE.UU. para apretar a sus socios norteamericanos, obteniendo como respuesta de Biden un toque de atención para sentarse a dialogar ya con Hamás.
La UE inicia legislatura, y mientras tanto, en España, el problema sobre la mesa es la inmigración: la ley de extranjería se bloquea y las regiones se pelean por el reparto de menores no acompañados. Cataluña discute con el gobierno nacional para tratar de alcanzar acuerdos que permitan obtener una investidura socialista en la Generalitat. Algo que parece estar por ver y que, para generar más caos, llega de la mano del escándalo de ERC sobre los ataques a los hermanos Maragall y al propio Junqueras. Y los jueces continúan con su particular manera de aplicar justicia, dictando sentencias como la del caso de Angrois, donde se ha condenado de la misma manera al maquinista y al responsable de seguridad, que fue quien decidió eliminar el sistema de frenado automático en el recorrido.
La excepción rige la norma, y en este sentido, una noticia para celebrar: la absolución del mayor Trapero por parte de la Audiencia Nacional. No había indicios de delito para condenarle por desobediencia ni por sedición. Lo triste es que hayan tardado tantos años en reconocerlo, cuando era algo bien sabido por cualquiera que quisiera reconocer lo evidente.