A pesar de estar en verano, de esa aparente calma que todo lo invade, las noticias siguen produciéndose. Y es, precisamente en estos momentos cuando buena parte de Europa mira al horizonte, con una bebida fría en la mano y cociéndose al sol, cuando salta a la luz una investigación del Wall Street Journal que nos hiela la sangre. Esta semana el WSJ ha publicado información que supone un giro en los acontecimientos, una jarra de agua fría para la opinión pública internacional, especialmente la europea, y particularmente la alemana: el Nord Stream fue saboteado por Ucrania. Concretamente, con el conocimiento de Zelenski, y por decisión de altos mandos militares a sus órdenes. El dinero lo habrían puesto empresarios privados ucranianos. Y la autoría habría sido desarrollada por civiles y militares.
Esta información, que según han relatado distintos medios de comunicación "oficialistas", de la cuerda "otanista" y que siempre han mantenido que la culpa era de Rusia, cuesta trabajo tragarla tal y como viene. Básicamente, nos cuentan que la decisión se tomó en mayo del 2022, en el fragor de una borrachera, donde celebraban "lo bien que se les estaba dando" a las tropas ucranianas la batalla contra los rusos... y que de alguna manera, a alguien se le debió ocurrir aquello de reventar la principal vía de suministro de gas para Europa, que se supone que era la principal aliada de Ucrania.
Esta versión viene a difuminar la responsabilidad de EE. UU., y es precisamente lo que parece tener como objetivo. Encasquetarle el muerto a Zelenski, ahora que todos quieren empujarle por la borda y resolver con Rusia una guerra que ya ha dado de sí todo lo posible para quienes pretenden hacer negocio con ello. Trump ya afirmó la semana pasada en su conversación con Musk que la voladura del gasoducto era cosa de los de Biden. Y lo dijo sin titubear. A partir de ese momento, se han precipitado las cosas hasta el punto de señalar directamente al presidente de Ucrania.
Bruselas dijo en su momento que tomaría represalias sin dudarlo cuando se supiera quién había sido el causante del mayor acto de terrorismo contra la UE. Ahora, por lo que parece, a Bruselas le cuesta hacer comentarios al respecto. También ha salido información sobre la masacre de Bucha. Y tampoco apunta en el sentido que nos quisieron hacer creer. Una vez más, el tiempo vuelve a poner las cosas en su sitio, y sobre todo, a respaldar las investigaciones libres e independientes que aquí hemos venido presentando.