Durante la última década, las exportaciones catalanas crecieron un 78%. Durante este tiempo no se paraba de batir récords. Como ejemplo, el 2023, en el cual, mientras en Europa se apreciaba una ralentización de las mismas, en Catalunya se llegó al techo de los 100.000 millones de euros exportados, la cantidad más alta de la serie histórica.
Desgraciadamente, desde hace unos meses, los ritmos de crecimiento son descendentes y entramos en un periodo donde las disminuciones de las exportaciones serán habituales. Sin embargo, este hecho no es exclusivo, ya que es una tendencia global con carácter estructural. Tres de los principales factores que explican este fenómeno pueden ser los siguientes: en primer lugar, la desaceleración económica mundial que hace que se reduzca el comercio internacional; en segundo lugar, el crecimiento global de las políticas proteccionistas, ya que desde la pandemia, ningún país quiere depender de otros para disponer de algunos productos; y, en tercer lugar, la transformación digital, que ha hecho que entren en el mercado nuevos elementos que hacen la competencia a los productores históricos.
En resumen, a pesar de ser una tendencia general, el mundo cada vez compra menos producto catalán.