Esta semana ha venido cargada de noticias de gran calado y relevancia. Comenzábamos con un alto el fuego para el intercambio de rehenes y presos entre Israel y Palestina, y continuábamos con la escalada de tensión provocada por las declaraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha supuesto otra llamada de atención a la embajadora en Tel Aviv. 

Mientras tanto, Puigdemont daba un aviso a navegantes en la gala de Politico, en Bruselas, donde ha sido elegido como uno de los líderes europeos más influyentes este año. En la ceremonia tuvo la oportunidad de encontrarse con otro de los 28 seleccionados, el líder del Partido Popular Europeo, a quien Puigdemont tendió la mano para un posible gobierno popular en España en caso de que el PSOE no cumpliera con el acuerdo firmado. Y es que, precisamente, en el acuerdo se había sellado el compromiso de celebrar la primera reunión entre Junts y el PSOE antes de que finalizase noviembre: y esto ya se ha incumplido, pues el encuentro en Ginebra se celebrará finalmente hoy, sábado 2 de diciembre. 

También ha revuelto Sánchez las aguas de las togas, al confirmar sin titubeos que en España existe lawfare, lo que ha coincidido con el rechazo del CGPJ al Fiscal General, así como la nulidad del nombramiento de Magdalena Valerio al frente del Consejo de Estado. Una manera, la de estos togados, de presumir de lo que carecen.