El escándalo que se ha producido por la nefasta gestión de una empresa privada en el proceso de oposiciones para las pruebas de acceso al servicio de funcionario público convocadas por la Generalitat de Catalunya, pone de manifiesto la importancia de cuidar de lo que es de todos. Es incoherente y chocante que la propia administración ponga en manos de una entidad privada la gestión de las pruebas básicas para incorporar a nuevos trabajadores públicos.
El mensaje que se da, inevitablemente, es que la máxima representación de lo público, que es un gobierno como el de la Generalitat, no ha confiado en su propia administración para una labor tan delicada y sensible. Sirva este lamentable suceso para poner en valor la importancia de nuestro sistema público, sus trabajadores y sus servicios, cada vez más denostados, empobrecidos y menospreciados.