Puede parecer inverosímil, pero algunos arquitectos piden destruir todo lo que se ha construido en la Sagrada Familia después de la muerte de Antoni Gaudí. Algunas escuelas de arquitectura como la de Reus —la segunda mejor del Estado y de donde es hijo Gaudí—, o la de Génova o Zurich, piden parar las obras porque, dicen, hay que preservar la "versión original" y la voluntad del artista.
"Lo que se ha hecho desde su muerte es una obra que es discutible. El talento, la imaginación y la belleza de lo que están haciendo los arquitectos actuales no es comparable. Nos gustaría que se volviera a la situación de los años setenta", explica Arturo Frediani, subdirector de la Escuela de Arquitectura de Reus.
Según defienden, derribar las partes que se han hecho nuevas sería una manera de "demostrar que valoramos la obra y el artista" porque, aseguran, los arquitectos actuales "desvirtúan" y "desensibilizan" el templo de Gaudí. "¿Verdad que si yo repinto o acabo un esbozo de Goya no sería un Goya? Pues eso", resume Frediani, a pesar de los años de trabajo y los millones de inversión en lo que es la joya de Barcelona.
El legado de Gaudí
Además, Frediani asegura que hay capítulos con interrogantes tras la construcción del templo: "Gaudí cuando murió tenía un discípulo muy importante y una persona de su confianza: Josep Maria Jujol. Este arquitecto tarraconense había hecho obras muy brillantes y fue apartado por motivos muy oscuros. Entonces continuaron otras personas que tenían menos confianza de Gaudí. Estas obras que han continuado tienen este episodio que no está del todo claro".
¿Por qué estas declaraciones llegan ahora?
Si bien esta es una de las conclusiones del último EAR RAW Reus International Architecture and Urban Design Workshop, desde la Escuela admiten que estas declaraciones las han utilizado como cebo para atraer a los medios y hacerse un lugar en la agenda mediática. Lo que realmente quieren es hacerse escuchar, que no sólo se hable de Barcelona, y sacar a la luz los déficits y retos que tiene Reus y el Camp de Tarragona para el futuro. "La actitud subyacente al titular es que lo que pasa en la segunda urbe de Catalunya pocas veces se considera noticiable, mientras que lo que no pasa en la primera a menudo lo es", indican.
Esta zona es el segundo aglomerado urbano más grande de Catalunya, pero siempre ha vivido grandes carencias: transporte público insuficiente que no conecta el territorio, emergencia residencial, pérdida del patrimonio industrial y unas infraestructuras deficientes que no crean ciudades complementarias. Por eso, la Escuela de Arquitectura de Reus, la segunda mejor del Estado, con el apoyo de expertos internacionales, reclama que se ponga sobre la mesa el debate sobre el futuro urbano del Camp de Tarragona.