Las costumbres culinarias cambian mucho de un país a otro, y cosas normales en un sitio sorprenden en otros lugares. A veces, estas sorpresas gustan poco, como en el caso de los platos catalanes que los extranjeros tragan con dificultad:

Pero lo que nos trae esta tiktoker va un paso más allá, porque nos habla sobre cómo lo que en algunos sitios (o épocas) tiene poco valor, en otros puede revalorizarse muchísimo.

Asombro ante el pan con tomate

La tiktoker en cuestión se llama Anita Mateu (@anita.mateu) y es una cubana afincada en Galicia desde hace un tiempo, que no deja de asombrarse ante algunas de estas curiosas diferencias entre países:

@anita.mateu Que piensan de esto? #cuba #cubana #comidacubana #españa #comidaespañola #parati #foryoupage ♬ sonido original - anita mateu 🤍

El asombro de Anita Mateu viene por el valor que le damos al pan con tomate o el pan con aceite, porque en Cuba, si tienes que comer pan con tomate o aceite, es que no tienes nada más que echarle (como dice ella, “ni su carnita, ni su jamoncito...”), es una comida de pobres, o de cuando estás pobre, y, en cambio, aquí nos lo tomamos como una delicia digna de reyes.

El video cuenta con más de 400.000 visualizaciones, casi 30.000 Me Gusta y ha generado medio millar de comentarios. Entre ellos, algunos apuntan cosas interesantes: “No podemos comparar el aceite de oliva con el de girasol”, dice una usuaria, a lo que Anita responde que “obvio que no jajaj”. En efecto, hay una gran diferencia entre el sabor de ambos aceites y lo que le aportan al pan (y ahora que los precios del aceite de oliva están por las nubes, más notamos esa diferencia), pero hay más motivos para esa pasión nuestra por el pan con tomate o con aceite. Otro usuario le comenta que:

"Es que en España muchos de nuestros abuelos pasaron hambre y las comidas sencillas se han quedado"

La verdad es que los estudios que se han hecho sobre la aparición del pan con tomate apuntan a que sería una costumbre que se iría adquiriendo en Catalunya hacia el siglo XVIII, en el mundo rural, con excedentes de tomate que podían usarse para reblandecer pan duro. En cualquier caso, tanto en Catalunya como en el resto de España, hemos aprendido a valorar el sabor de estos pequeños placeres, como un buen pan con tomate, o con aceite y ajo, acompañado de un trocito de queso, de una sardina, unas lonchas de jamón, o el inmortal fuet.

Más raro es lo del huevo que comenta Anita Mateu, ya que según ella en Cuba no es costumbre comer nada con huevo por la noche. Algo que aquí es al revés, porque una tortilla o un revuelto es una cena clásica… ¡Que además se puede acompañar muy bien con pan con tomate!

Y tú, ¿eres de los que adora el pan con tomate, o también te parece una comida de pobres sin mayor importancia?