Ella es una chica rusa de 23 años, Kristina Öztürk, que se dedica al mundo de la comunicación, y su marido es un hombre de 57 años, Galip Öztürk, de nacionalidad turca y propietario de un grupo de empresas de transporte y de comunicación.
En poco más de un año han tenido 20 hijos aprovechándose de la gestación subrogada y han anunciado, tal como recoge el diario The Mirror, que tienen intención de seguir teniendo, como mínimo, hasta cien. Esta cantidad de hijos no ha pasado desapercibido y su historia ya ha corrido como la pólvora y se ha hecho viral.
Veinte hijos en poco menos de un año
El primer hijo lo tuvieron con esta técnica hace poco menos de un año, en marzo de 2020. El primogénito és Mustafa. Parece que la experiencia les gustó y siguieron teniendo hijos para conseguir ampliar su familia. De momento ya llevan veinte. Cada embarazo con gestación subrogada tiene un coste para la pareja de 9.000 euros -ya se han gastado casi 200.000 euros-, aunque no es un problema para la familia Öztürk.
El dinero no es un problema, él proviene de una familia adinerada y controla varias empresas del sector de la hostelería y de la comunicación en Turquía. Además de las criaturas, la familia también tiene en nómina una veintena de cuidadoras para|por todos los chiquillos. Cada año se gastan 80.000 euros en sus sueldos. Pero tampoco es un problema para ellos.
La familia quiere llegar a los 100 hijos
El objetivo de la mujer es llegar a los cien hijos y lo quiere hacer, aunque ella no los lleve al vientre, antes de llegar a los 30 años. La clínica que se encarga de gestionar a todos los hijos a la pareja se encarga de escoger a las madres y de supervisar todo el proceso de embarazo, parto y entrega a la familia Öztürk.
La familia vive en los Estados Unidos. Galip Öztürk tuvo que escapar de la pseudodemocracia turca al ser condenado a muerte por el régimen de Erdogan. En Turquía el hombre dejó una pareja con quien también había tenido nueve hijos. Todas las fotos que llegan de la familia numerosa son alegres, pero nadie se puede imaginar qué debe pasar cuando todos los niños lloran al mismo tiempo.