Los partidos tras el 27-S (2)
La coalición entre ICV-EUiA y Podemos -Catalunya Sí que es Pot- tiene una campaña tranquila. Su única inquietud es no meter la pata. El objetivo es convertirse en la segunda fuerza y arrebatarle esta plaza a Ciudadanos.
Si alcanzan la medalla de plata el 27-S, los estrategas de campaña de CSQP cumplirían tres objetivos: identificarse como jefes de la oposición; facilitar la campaña de las elecciones generales españolas a Pablo Iglesias y no permitir que un partido contrario a la inmersión lingüística lleve la etiqueta de ser la segunda fuerza en Catalunya.
Al fin y al cabo, ser segunda fuerza es el mejor trampolín para una futura coalición de izquierdas en los comicios estatales. Ese es el motivo de la intensa presencia de Pablo Iglesias (Podemos) y de Alberto Garzón (IU) en esta campaña catalana.
Trampolín para las españolas
"Ser segunda fuerza es un objetivo simbólico más de país que de partidos", asegura el equipo de CSQP. "¿A quién prefiere Junts pel Sí como jefe de la oposición, a Inés Arrimadas o a Lluís Rabell?", explica a El Nacional el copresidente de ICV, Joan Herrera, que ya ha entrado en campaña. "¿Tenemos que recordar la reyerta entre PSC y ERC por el puesto de jefe de la oposición?", se pregunta el jefe de filas ecosocialista.
En resumidas cuentas, CSQP se plantea la campaña como un partido del calcio: salir a defender el empate y aprovechar los espacios al contraataque, no arriesgar en exceso y poner así en peligro la segunda posición, que creen tocar ya con la punta de los dedos en el combate demoscópico con la formación de Albert Rivera.
"Las elecciones catalanas son una parte de las elecciones españolas, servirán para echar a Mas y a Rajoy". Esta es una de las premisas de CSQP que el candidato Lluís Rabell no para de repetir, pensando en "el asalto de la Moncloa".
Es el mismo mensaje que líderes de la izquierda española, como el jefe de filas de IU, Alberto Garzón, proclaman una y otra vez en esta campaña con el volumen muy alto.
Conseguir la medalla de plata el 27-S sería, para CSQP, una "inyección de moral y de credibilidad" para una virtual coalición de la izquierda española, con Pablo Iglesias como presidenciable. Este es uno de los motivos por los cuales a Iglesias no le da ninguna pereza pasearse por Catalunya estos 15 días. "El voto del 27-S vale el doble" es uno de los mantras de los actos electorales.
Afianzar la segunda posición daría a CSQP un protagonismo político extraordinario. Técnicamente, se situaría como bisagra entre los dos bloques a la espera del resultado de las elecciones españolas. La comodidad de defender el "derecho a decidir" los colocaría en situación de ser críticos e influir, en la medida de lo posible, en el proceso de transición nacional.
Discurso de clase
Los dirigentes de CSQP buscan votos entre los indecisos -exvotantes del PSC que aún están de luto- y los tradicionales abstencionistas en las elecciones catalanas residentes en el área metropolitana de Barcelona, zona donde invierten más esfuerzos y colocan el discurso más duro. De hecho, al "cinturón rojo" lo han bautizado ya como "cinturón morado".
Los dirigentes de la campaña no admiten que se haya pronunciado un discurso etnicista, sino "de clase". "Catalunya es un solo pueblo, ni el lugar de nacimiento ni la lengua se distinguen, pero no somos una única clase social, no somos un pueblo eunuco, no todos tenemos las mismas condiciones", advierte en sus intervenciones Joan Coscubiela, el número tres de la lista por Barcelona.
Protagonismo de Podemos
La marca es CSQP y el candidato Lluís Rabell, pero quien se lleva la corona de la campaña es Podemos y Pablo Iglesias. Los mítines con Iglesias o Íñigo Errejón tienen garantizado el lleno. Incluso el avatar de Pablo Iglesias en Twitter lleva escrito "CSQP es Podemos".
La sensación es que Podemos ya se ha comido las estructuras de izquierda del sistema que habían construido ICV y EUiA con profesionalidad y cierto espíritu conservador. El magnetismo electoral de los líderes españoles de Podemos es muy notorio en los mítines donde participan.
Por eso la campaña se basa en repartir estopa a Junts pel Sí y a Ciudadanos. "Con CDC no nos disputamos ningún voto", admite uno de los responsables de la campaña a El Nacional, "pero es clave para incluir el discurso social y despertar los votos que no participan nunca en las elecciones al Parlament".
Joan Coscubiela es un especialista en este discurso. La coalición aprovecha su bagaje de secretario general de CC.OO. de Catalunya para cargar contra las políticas sociales de Artur Mas y, cómo no, del "pujolisme"."La derecha catalana, el pujolismo y sus herederos os han castigado porque no habéis votado lo que no querían que votárais", es una de las frases que más repite Coscubiela.
Contra Romeva sin piedad
El relato electoral con el que se carga contra Junts pel Sí hay dos piezas clave. La primera es Artur Mas y las acusaciones de corrupción contra CDC. Con estos dos elementos construyen la ofensiva sin manías que tanto Rabell, como|cómo Herrera o Coscubiela mantienen contra Raül Romeva. "¡Es una tapadera!", aseguran todos. Dejan entrever que "es un muñeco electoral de Mas" que no lidera nada ni liderará ningún Gobierno.
El discurso de CSQP con Romeva transforma al exeurodiputado de ICV en casi un cómplice de todos los males que representa el "postpojulismo" y el "régimen que nos ha despreciado". "Una persona de izquierdas no puede hacer presidente al de un partido que tiene las sedes embargadas por corrupción", insisten mitin tras mitin. "No entiendo cómo una persona de izquierdas cede el liderazgo del proceso a una persona de derechas", sentencia Herrera.
"¿Naranjitos?" No, gracias
El segundo frente de batalla para CSQP es Ciudadanos. El partido de Albert Rivera recibe de lo lindo en los mítines del área metropolitana. Los dirigentes de la coalición se refieren a ellos como los "naranjitos" y los definen como "marca blanca" y "palmeros del PP".
Tanto Rabell, como Coscubiela o Iglesias insisten en el programa neocon de Ciudadanos y aluden a la Comunidad de Madrid -donde Cs apoya a la Presidenta del PP, Cristina Cifuentes- como ejemplo de lo que puede pasar si las "clases trabajadoras" confían en Rivera.
La CUP también recibe
La izquierda alternativa independentista tampoco escapa a la estrategia de CSQP. Consideran que "quien ha diseñado su papel en campaña es Artur Mas". "La CUP busca recoger los votos de los desencantados de ERC que se niegan a votar la lista de Mas", asegura Jaume Bosch, uno de los veteranos de ICV, encargado de recoger los Papeles de Salamanca del PSUC y miembro de la ejecutiva ecosocialista. "No aclaran si harán presidente a Mas o le dejarán governar", recuerdan los líderes de CSQP.
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