Pablo Iglesias es un personaje querido dentro del socialismo español. Pero no el Pablo de Podemos que araña votos a los de Pedro Sánchez, vía desafectos con la vieja política, y las nuevas generaciones. A diferencia de Coleta morada, Iglesias, el originario, era un político gallego que fundó el Partido Socialista Obrero (PSOE) en 1879, y el sindicato de la Unión General de Trabajadores (UGT), en 1888.
Pero hoy, a 4 días de las elecciones, el partido socialista cae en las encuestas, debatiéndose en el segundo lugar con Ciudadanos. Es Podemos quien recibe un mayor grueso de votantes, en favor de otro Pablo, el homónimo. Así, las caprichosas casualidades de la política querrían que fuese el nuevo Iglesias quien escribiese la nota del PSOE en su epitafio. Pero no lo haría solo.
Unión Europea, culpable
Precognizaba el filósofo Alain Touraine, hace más de 10 años, que la socialdemocracia se estaba agotando. Según el autor, la Unión Europea había nacido con los componentes económico y social igual de fuertes, pero la globalización estaba haciendo retroceder al segundo. El autor culpaba a la UE de anteponer la estrategia de posicionamiento mundial, a las necesidades de los ciudadanos. Es decir, a priorizar la competitividad de los países, por encima del freno a las desigualdades.
El ejemplo es Grecia. A pesar de mostrarse contrario a la austeridad, el primer ministro griego, Alexis Tsipras tuvo que aceptar el rescate de Bruselas, sin otra salida. El FMI y la UE presionaron, convencidos de la necesidad de mantener el proyecto del Euro. Así, daban muestra de la tensión existente –o el discurso impuesto– entre preservar el Estado del Bienestar y mantener la convergencia económica en un contexto de crisis.
Syriza y el PASOK
Si bien, el crecimiento político de Syriza, la nueva izquierda, se había nutrido de la quiebra de otro partido: el socialista griego, el PASOK. Desde 2009 hasta la actualidad, la primera ha pasado de 13 escaños a 145, y el segundo, de 160 diputados a una cifra de sólo 17. Tal vez se esconda en el tándem PASOK-Syriza, las causas del trasvase del PSOE-Podemos; es decir, la llamada pasokización de los socialistas españoles.
La tesis propuesta es que conforme los ciudadanos asimilan que votar partidos socialistas conlleva políticas de adelgazamiento del Estado del Bienestar –más propias de la derecha– la socialdemocracia podría caer en el descrédito y en las urnas. Así, se sobreviene el surgimiento de nuevas opciones políticas que capitalizan el malestar de la clase media y trabajadora a corto plazo.
Pero la cuestión de fondo no es si la nueva izquierda puede aplicar de facto un programa contrario a los dictámenes de Bruselas. Aquello que importa hoy en Europa es si los partidos capitalizadores tienen credibilidad para absorber el malestar de los desamparados. Porque de hecho, es aquel Tsipras que batallaba contra la Troika quien ahora aplica el programa de austeridad, y son aquellos mismos sindicatos que lo apoyaban, los que se están rebelando.
Francia, el Frente Nacional
Los partidos de nueva izquierda como Podemos o Syriza no serían los únicos capaces de absorber la derrota socialista. En Francia, es precisamente el Frente Nacional de Marine Le Pen, la extrema derecha, la que ha adoptado un discurso dirigido a la clase trabajadora. Reivindica más servicios para los ciudadanos y ondea la bandera de la xenofobia, frente a la caída en las encuestas del Partido Socialista de François Hollande y Manuel Valls.
De hecho, en aquellos barrios y regiones tradicionalmente comunistas, como el Pais de Calais, se observa un crecimiento por parte de la extrema derecha –la que se podría haber consolidado durante las elecciones regionales de la semana pasada–. La responsabilidad socialista pasa por la aprobación de medidas como la Ley Macron, que desregula el mercado laboral francés. Esta da menos garantías a los trabajadores, con el objetivo de incentivar la economía.
Si bien, no logró su objetivo y el paro se mantuvo. Esta es una política poco socialista que quizás recuerda a la reforma constitucional del Artículo 135 que PSOE y PP aprobaron, a fin de limitar el techo de déficit, en verano de 2011.
Italia, Matteo Renzi
El ejemplo italiano indica que los liderazgos cuentan. Matteo Renzi, primer ministro italiano y líder del Partido Demócrata –socialista– frenó en 2014 al populismo del Movimiento 5 Estrellas –a pesar de haber perdido fuelle en las regionales de este año–. Aunque sus políticas económicas no han destacado, sí lo ha hecho su carisma.
Precisamente, Sánchez lo considera todo un referente, como afirmó. Es más, también ha imitado su vestimenta. "El club de la camisa blanca" es como se conoce a los dirigentes socialdemócratas europeos que se reunieron el 7 de septiembre de 2014 en Italia, durante la Fiesta del Unità. Valls, Sánchez y Matteo, entre otros, llevaban tejanos y este look de modernidad, como símbolo del nuevo centroizquierda europeo.
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Los liderazgos del partido
De los líderes socialistas, Felipe tiene carisma y todavía llena plazas de toros, siendo recordado por el 50% de sus votantes, que son mayores de 55 años. Prueba de su valor es la asistencia habitual a los mítines de la formación, como símbolo de su lucha antes y después de la Transición. A su vez, José Luís Rodríguez Zapatero –con su "talante"– garantizó derechos sociales a los homosexuales y veló por la paridad de género.
Pero Pedro parece incapaz de conseguir su espacio y marca propia. En los mítines se sirve del pasado del partido, y su limitado carisma, más elevado que el de Rajoy, ya no brilla en medio de Iglesias y Rivera. Es más, parece que hay una fuerte pugna entre el "norte" y el "sur" del partido, donde Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía, podría intentar hacerle el sorpasso y tratar de hacerse con Ferraz, si Sánchez cae el 20D.
La prensa, creando opinión
Los diarios que antes compartían los postulados progresistas del PSOE en España también le han reducido el apoyo. Desde el auge de Ciudadanos, El País manifiesta ser más proclive a los valores de la formación de Albert Rivera. Así se desprende, de al menos dos editoriales: en febrero,"Bienvenidos en el debate", y en octubre, "Más que una moda", donde se invita al nuevo partido a tomar parte activa y se alaba su papel.
Incluso, en El Español de Pedro J. Ramírez, la ideología de cariz liberal de Ciudadanos también ha tenido buena recepción. El exdirector de El Mundo ha asistido a presentaciones del partido, mostrando apoyo a la regeneración que encarna Rivera.
La brecha generacional
Pero de cumplirse las encuestas, e incluso, las previsiones del analista Jaime i Miquel, el Partido Socialista podría empezar una senda de retroceso que lo llevase a ser sustituido por Podemos en el largo plazo. Lo explica el sociólogo en su libro la Perestroika de Felipe VI, donde augura un triunfo de la nueva política, debido al relevo generacional –donde los jóvenes nacidos después de la transición serían más proclives a votar dichas formaciones–.
De un Pablo Iglesias que lo fundó hace más de 100 años, a otro que lo podría hacer caer, después del 20D. Pero no se podría atribuir el mérito o la desgracia sólo a Coleta morada, o Podemos. El epitafio del PSOE sería largo, lleno de motivos propios y ajenos. Si bien, podría resumirse con la cita: "Entre todos lo mataron, y él solo se murió". Políticamente, claro está.