Las tensiones existen y nadie las esconde. "Todo está muy verde", dicen al alimón junteros y cuperos. Cuando se rasca entre los prohombres de la CUP sobre la asamblea que el 27 de diciembre decidirá el futuro electoral del proceso, su divisa es clara: "El resultado es imprevisible".
La semana pasada se reiniciaron las conversaciones entre JxSí y la CUP con el nuevo formato. A pesar del buen tono y la larga duración de alguno de los encuentros, ninguna de las partes da nada por hecho. Las escuelas concertadas, Aigües Ter-Llobregat, BCN World y la concreción del plan de choque social complicarán las conversaciones de esta semana. La posibilidad de jugar con el nombre de Artur Mas y el recambio de Raül Romeva, con una moción de confianza por en medio para obtener la investidura del primero, es la última opción puesta sobre la mesa. Lo llaman presidencia "provisional".
El nuevo formato
Para "esmerilar" el ritmo de las conversaciones, JxSí y la CUP han decidido celebrar reuniones cada día hasta el 22 de diciembre. Los encuentros, matinales, unifican las tres mesas abiertas desde que la Mesa de la Ruptura terminó el trabajo con el anexo de la resolución del 9N.La delegación de los junteros la dirige el "Grupo Tres Erres": Raül Romeva, Marta Rovira y Josep Rull. Esta terna añadirá según el orden del día a otros diputados o técnicos a las reuniones, como Lluís Llach, Toni Comín, Lluís Corominas, Pere Aragonès, Lluís Pérez, Carme Forcadell, Neus Munté o el McGyver parlamentario de CDC, Jordi Turull.
Por la CUP trabajan Antonio Baños, Eulàlia Reguant, Benet Salellas y Anna Gabriel. Esta cuadriga tendrá el apoyo de la comisión negociadora y del Grupo de Acción Parlamentaria. Tras las reuniones, los negociadores se encuentran con los diputados y "el equipo de asistencia", formado por miembros del secretariado y exdiputados como Quim Arrufat.
Se han reunido ya tres veces. La primera reunión se prolongó a casi cinco horas. El viernes 11 fue más breve gracias a que se debatía sobre el proceso constituyente. Una mesa –Antonio Baños, Julià de Jòdar, Gabriela Serra, Lluís Corominas, Carme Forcadell y Lluís Pérez– que tenía la columna vertebral terminada y que no genera grandes debates entre ambas formaciones, más allá que algunos de los negociadores cuperos insisten en mirar con más profundidad los últimos procesos constituyentes de América Latina.
Nuevas propuestas para Mas
Hasta ahora los cuperos han puesto sobre la mesa varias modalidades de presidencias y liderazgos compartidos para investir un gobierno de "desconexión".Las fórmulas pasan desde un presidente de consenso a una "presidencia coral", copresidencias o, incluso, por convertir a Artur Mas en una especie de ministro de Exteriores del proceso.
La última propuesta es investir a Mas de entrada, con dos votos y el resto de abstenciones de los diputados de la CUP y, después de unos meses, vía moción de confianza, investir a Raül Romeva. Una propuesta que todavía está en mantillas, pero que la CUP cree que "da margen" para un acuerdo que podría ser aceptado por sus bases.
Faltan 500.000 personas
La idea de investir a Mas de manera "provisional" no convence a las corrientes más opuestas al acuerdo, como Endavant Osan, Arran, la CUP de Barcelona –no de todos los distritos–, Corrent Roig o Lluita Internacionalista, que han editado comunicados en los que argumentan su negativa.Según estas tesis, Mas es un "tapón" para conseguir los 500.000 votos que faltan para fortalecer el independentismo. "No es el mejor presidente para la ciudadanía a la que nos queremos dirigir para ampliar la base social", explica a El Nacional, Josep Manel Busqueta, uno de los diputados más refractarios a un acuerdo que incluya a Mas.
Aunque la percepción es "Mas no, así en general", del resultado de la jornada de debate en Manresa se desprende cualquier posibilidad. Los sectores más proclives al pacto, como los "grandes reservas" cuperos, los cuadros integrados en Poble Lliure o la militancia de base con más puntos en el carnet que un conductor recién salido de la academia, han aprendido la lección y no caerán en las "trampas" de Manresa. Encuadrados y con ganas de plantar batalla, quieren presionar a JxSí para presentar un acuerdo "con cara y ojos" que haga muy difícil el "no" a Mas y evidencie que hay dirigentes que se le oponen por "razones casi personales".
"CDC no cede"
El documento con que parte de la CUP se atrevería a defender la investidura de Mas en el cónclave del 27D pasaría por un plan de choque realista, que incluya parar la "chapuza" de Aigües Ter-Llobregat, Barcelona World, los "consorcios sanitarios" o replantearse los conciertos educativos.Respecto al plan de choque, los cuperos quieren "concreción presupuestaria, calendario y medidas de control para su seguimiento". Es "absolutamente imprescindible, además; es su programa y tiene huevos que la CUP esté defendiendo la viabilidad del programa de JxSí", lamenta un miembro del secretariado a El Nacional.
"Los convergentes no quieren ceder ni en Aigües Ter-Llobregat, un asunto que es simbólico. Estamos hablando del agua, un bien común de primer orden, y de una chapuza jurídica que el Supremo les hará pagar en año y medio. Por lo tanto, que lo anulen", exige una diputada cupaire.
"¡Hay niños que se hacen pis en la cama para calentarse!", lamenta Busqueta para justificar su contundencia contra el aroma a recortes que Mas lleva encima. "La derecha catalana tiene una oportunidad histórica que no quiere aprovechar; le estamos poniendo una alfombra roja para que acepte vendas para la gente más débil, por los mínimos indispensables, e iniciar un proceso hacia la República", avisa otro diputado cupero.
"Parar el consorcio sanitario de Lleida no cuesta un euro, no es una cuestión de dinero ni de seguridad jurídica, sino de voluntad", remata otra diputada de la izquierda anticapitalista. "No pueden vanagloriarse de defender las escuelas concertadas que segregan a niños y niñas", lamenta un miembro del secretariado.
"Diría que va bien"
En JxSí las opiniones son contrapuestas. Por una parte, insisten en que los encuentros "van bien". "Yo diría que van bien", es la frase más repetida por los negociadores junteros, eso sí, pronunciada con más cautela que euforia."Hasta ahora hemos hablado de asuntos en que estamos más o menos de acuerdo", apuntan fuentes de JxSí. "Por ejemplo, por el plan de choque, Lluís Llach y Toni Comín se han remangado de lo lindo y han echado aceite para evitar que el motor no chirriara tanto o no se gripara a las primeras de cambio", reivindican las mismas fuentes.
Hay que recordar las complicidades de los primeros negociadores del plan. Por los junteros, Lluís Llach y Toni Comín. El cantautor y diputado por Girona "se deja las uñas" y Comín no se cansa de repetir que "a ser de izquierdas no lo gana nadie". Por el lado cupero, están Eulàlia Reguant, que conocía muy bien a Comín de su etapa en Justícia i Pau y está dispuesta a hablar, y Busqueta, el gurú económico de la CUP, de profundas convicciones, que no descartaría dejar el escaño si finalmente la CUP decide otorgar patente de corso a Mas.
Ahora bien, los mismos convergentes admiten a El Nacional que "sufrirán de verdad" en las conversaciones que se inician esta semana, monográficas sobre consorcios sanitarios y salud, Aigües Ter-Llobregat o Barcelona World. "Lo pasaremos mal", apunta uno de los negociadores a este diario, consciente de la dificultad de dar marcha atrás en alguna de las decisiones. "Tenemos un margen muy estrecho, pero hay margen", aseguran desde JxSí. Los cuperos tienen claro que estos tres elementos pueden hacer bascular hacia un lado u otro a la asamblea del 27D.
"Buena fe" versus 'pressing JxSí'
A pesar de las críticas recibidas por las "Tres Erres" desde algunos sectores de JxSí por la manera de negociar, mantendrán el mismo formato, basado en el principio de "buena fe" de Romeva."Negociamos con ganas de construir acuerdos, con buena fe y, sobre todo, con realismo", enfatizan desde JxSí. La coalición independentista también admite que no acaba de entender quién toma las decisiones ni cuál es el mecanismo que siguen los negociadores cuperos tras las reuniones. También ven que no han tenido mucho olfato para alentar el denominado "pressing CUP".
La CUP, sin embargo, se revuelve. Con la calma que da el nuevo formato de negociación, ha inventado un sistema de "presión relativa a JxSí ". Una muestra son los actos reivindicativos de la semana pasada, sobre salud en el Hospital de Bellvitge o en una escuela con barracones de l'Hospitalet del Llobregat. Acciones configuradas como fuego cruzado triangular: dirigido a JxSí, a sus bases y a los movimientos sociales con que la CUP cuenta para continuar su penetración política.
Mensaje a ERC
"De los 72 diputados independentistas, los que sumamos más somos nosotros, los de ERC, los independientes de la órbita republicana y los exsocialistas. Somos más que los convergentes", recuerdan en la CUP.Es un mensaje dirigido sobre todo a los republicanos para que presionen dentro JxSí. De hecho, en la jornada de debate de Manresa, el diputado Benet Salellas explicó "el off de las negociaciones" –"la cara oculta de las conversaciones", lo llamaron– y aseguraba que, después de los encuentros entre JxSí y la CUP, ERC les pedía celebrar reuniones aparte.
En un primer momento, pensaban que estas peticiones eran una estrategia para acercar posiciones, en la cual ERC hacía el papel de policía bueno. Algunas llamadas de teléfono, sin embargo, y algún malentendido, asustaron a la CUP, que acabó interpretando las reuniones como una especie de "conspiración" de los republicanos al margen de JxSí.
La asamblea imprevisible
Sea como sea, y ya en la recta final de las negociaciones, que el tempo electoral alargará hasta el 22 de diciembre, el resultado de la asamblea del 27D es hoy por hoy imprevisible.La tensión, las divergencias y las diferencias internas en la biosfera de la CUP son evidentes. "Algunos flipamos", comentan algunos prohombres cuperos en referencia a los opositores al acuerdo. "No podemos hacer a Mas presidente de ninguna de las maneras y no entendemos cómo hay gente anticapitalista que lo defiende", contestan los favorables a celebrar nuevas elecciones al Parlament.
El lunes, el secretariado nacional de la CUP decidirá dónde –en Esparraguera o en Reus– celebra la asamblea y su orden del día provisional. Como decía su eslogan de campaña, será el cónclave que "puede cambiarlo todo".