Hay dos tipos de viajeros: aquellos que, cuando salen, solo buscan comer platos conocidos o acaban entrando en una pizzería, y los que se atreven a probar sabores locales sin dudarlo. Pero cuando pruebas cosas nuevas, el éxito no está garantizado. Quizás la sopa de miso con natto te sonaba exótica cuando la viste en una guía de Tokio, pero al probarla te descolocó. O quizás estabas en Suecia y te animaste con el surströmming sin saber mucho, pero después de aquella experiencia, tienes claro que no lo volverás a probar.

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¿Sin embargo, has pensado alguna vez si a los extranjeros les pasa eso con nuestra comida? ¿Si hay platos que no les gustan y después lo comentan de vuelta a su país? ¡En La Gandula d'ElNacional.cat hemos querido investigar los platos más odiados por los turistas! Y te sorprenderá el resultado... o quizás no.

Los platos catalanes más odiados por los turistas

¿Cómo averiguar lo que opinan los extranjeros de la comida catalana? Uno tiene que navegar para|por foros o hablar con sus amigos de otros países, si los tiene. Pero también podemos consultar una curiosa web llamada Taste Atlas, donde viajeros de todo el globo explican, puntúan y comentan los platos y productos culinarios de cada país y región del mundo. Gracias a sus puntuaciones, suelen hacer rankings de lo mejor, y también de lo peor... y la lista catalana es chillona.

Para empezar, a los extranjeros no les gusta la butifarra: 3 de los 10 platos más odiados de España llevan butifarra (catalana o no). Tampoco otros platos típicos que compartimos con el resto de España, como el conejo al ajillo. En la península llevemos comiendo conejo desde antes de que nos visitaran a los fenicios y llamaran a eso "Tierra de conejos", pero en otros países donde no abundan tanto (o abundan otras carnes que eliminaron toda necesidad de comer conejo) lo ven casi como si comiéramos perro.

Pero estos otros platos ya son solo catalanes... y puede ser que compartimos alguna de las opiniones.

Los carquiñoles

Desde la antigüedad existen los panes "bizcochos", llamados así porque se cocían dos veces (o más). Vaya: sequísimos. Ideales para largos viajes o travesías marítimas, que después todo se pudría rápidamente. Pero cuando estas recetas sobreviven a los siglos y se convierten en repostería contemporánea, normalmente solo gustan en los locales. Para cualquier extranjero, comerse un carquiñol es simplemente una oportunidad de perder un diente.

Carquiñoles caseros, muy buenos si tienes dentadura. Imagen: MCapdevila, CC BY-SA 3.0.

El requesón

Si no te van los quesos frescos, el requesón ya no te emociona. Pero es que tampoco es que tenga un sabor de otro mundo, de hecho solo es agradable comerlo si le pones miel, membrillo o mermelada. Por eso es uno de los productos catalanes con valoraciones más modestas.

La coca de Sant Joan

¡Sacrilegio! ¿O no? Seamos sinceros: a menudo nos ponemos en la boca trozos de coca casi tan secos como un carquiñol. En muchas partes lo ponen crema o chocolate para que haya una cosa agradable para masticar dentro de la masa, y la fruta escarchada no tiene demasiados fans ni siquiera aquí. Al final, la mejor manera de comerse esta coca es mojándola en el café con leche. Claro está que peor les parece a los turistas la siguiente.

La mona de Pascua

No nos refiramos a las de chocolate, que obviamente eso le gusta a casi todo el mundo. Pero la mona original, que viene a ser un bizcocho como la de Sant Joan, pero con un huevo duro con su caparazón dentro... ¿De verdad que eso puede gustarle a alguien? Para empezar, el huevo duro ya no casa mucho con una cosa dulce, pero es que encima tienes que pelarlo... unos postres un poco tristes, la verdad.

Las bolas de Picado

Si no conoces este plato, es porque es típico de la Catalunya Norte, del Rosellón. Y en fin, normal que no se haya extendido mucho, porque no tiene una pinta demasiado apetitosa: unas albóndigas de cerdo y ternera mezcladas con huevos, harina y en un guiso con zanahorias, tomate triturado, zanahorias, cebollas, ajos y olivas, que después se mezcla, con judías o con arroz... en fin, un potaje de estos fuertes.

Las bolas de Picado no parecen el más delicioso del mundo. Imagen: Fabricio Cardenas, CC BY-SA 3.0.

Los fideos en la cazuela

Acabamos con el plato más odiado, lo que recibe más hate. Lo cual no deja de ser algo sorprendente: para lo que firma estas líneas, sin duda el más asqueroso que se puede comer en Catalunya son los caracoles "en la lata" como los comen en Lleida. Pero para los turistas, los fideos son lo peor: secos, extraños, desagradables. Un usuario llamado Ivan Bourkov dejó en la web Taste Atlas un comentario claro y meridiano:

"Simplemente alguien decidió poner macarrones en una paella en vez de arroz, y cerdo en vez de marisco. Un plato muy duro."

¿Qué piensas tú? Mención aparte merecerían los sacrosantos calçots, que no están mal valorados para los extranjeros ni para el resto de españoles, pero por el romesco, porque al final el calçot solo es una cebolla deforme a la brasa. ¿Cuál es para ti el peor plato de Catalunya?

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