El queso forma parte de nuestro día a día, ya sea en el desayuno, la comida, la cena e incluso en algún picoteo. Hace tanto tiempo que consumimos queso, miles y miles de años, que a su alrededor se han creado algunos mitos que no son ciertos. En el capítulo de esta semana, el copropietario de la tienda Llet Crua, Xevi Miró, desenmascara los mitos y descubriremos las verdades sobre el queso. ¡Vamos a ello!


El primer mito que nos pone encima de la mesa Xevi es que el queso lleva colesterol. "Sí, pero no siempre", enfatiza, "y no todos los quesos y tampoco todos los quesos por igual". De hecho, una de las cosas que se está demostrando últimamente, es que los quesos hechos con leche de vacas que pacen llevan más omega-3, incluyen en su interior más ácidos insaturados y eso querría decir que ayudaría a reducir los niveles de colesterol. "Eso no pasa con todos los quesos", recuerda Miró, que añade que "eso no ocurre con los quesos industriales porque han sido elaborados con animales que han comido pienso y que no han comido mucha hierba", concluye.

El queso lleva colesterol; los quesos cremosos son los que engordan más; o el maridaje del vino tinto con el queso son algunos de los mitos más típicos que rodean la figura de los quesos

Continuamos con el segundo mito: los quesos cremosos son los que engordan más. "Eso no es cierto", dice tajantemente al quesero. Hay quesos muy cremosos que lo son porque tienen mucho suero y, por lo tanto, su cantidad de grasa porcentual es muy baja. No pasa con todos los quesos porque hay, como por ejemplo el triple crema, que sí que llevan nata añadida y estos sí que engordarían. Pero los quesos brie de Mahón o similares no tendrían que llevar mucha materia grasa. "Con todo, comer siempre implica engordarse y engordarse implicar vivir; no comer, en cambio, es morir, y eso tampoco es bueno", sonríe el copropietario de Llet Crua.

Hay muchos mitos en torno a los quesos, como por ejemplo, el colesterol / Foto: Carlos Baglietto

Nos aventuramos ya al tercer mito que dice que con los quesos es mejor el vino tinto. "Yo no estoy de acuerdo", hace público el experto. Desde su punto de vista, los mejores vinos para acompañar los quesos suelen ser los vinos blancos y, si preferimos los vinos tintos, que sean con poca fuerza tánica. ¿Qué significa eso? Pues que estos vinos que te secan demasiado la boca y esto no les va bien a la mayoría de quesos. Por este motivo, con quesos más cremosos siempre recomendamos vinos blancos, cavas o cervezas. En general, lo más importante a tener en cuenta sobre el vino no es tanto el sabor de frutas, aromas o hierbas, como las características generales del vino, es decir, si es dulce, el frescor, la acidez o la intensidad. Una vez tengas claras las pautas generales de un vino, es muy difícil que te equivoques al combinarlo.