La gamba de Palamós es la gamba más famosa de Catalunya. Un producto de primera calidad con identidad propia que cuenta con un sello que certifica su origen. Hoy te explicamos 3 curiosidades de la gamba que no sabías, de la mano de algunos de los mejores cocineros del país.

3 curiosidades de la gamba de Palamós

En el marco de la feria Alimentaria & Hostelco, los chefs Joan Roca (El Celler de Can Roca) y Quique Dacosta (Quique Dacosta), han explicado algunas de las propiedades, curiosidades y recetas que se pueden elaborar con la gamba de Palamós, uno de los productos del mar de más calidad de Catalunya. Los dos chefs, junto con el director general de Vocento Gastronomia, Benjamín Lana, han divulgado algunos de los conocimientos que se recogen en el libro 'La Gamba Roja', escrito a seis manos entre los tres.

1. La gamba no es roja

Pues no, la gamba en realidad no es roja. Bueno, cuando nos la comemos sí, pero cuando está viva, la gamba en realidad es pálida, de color gris blanquecino. La gamba vive a gran profundidad, por debajo de los 300 metros. Por lo tanto, se trata de un animal sometido a unas presiones muy altas, ochenta o noventa veces superiores a la presión atmosférica a nivel del mar. Por lo tanto, cuando se pesca, la gamba sufre una fuerte descompresión que libera unas moléculas rojas en su interior que tiñen del característico color rojo los ejemplares recién pescados. De hecho, a pesar del color rojizo de la gamba, no fue hasta los años sesenta que se la empezó a conocer como 'gamba roja'. Hasta entonces se la denominaba 'gamba rosada', ya que la tonalidad de la gamba se mueve entre estos dos colores.

Joan Roca y Quique Dacosta forman un tándem culinario de primera división. / Foto: Carlos Baglietto

2. Antes se consideraba un producto mediocre

La gamba se empezó a pescar en los años treinta. Después de la guerra civil española, los barcos de pesca, cada vez más modernos y más potentes, pudieron empezar a utilizar redes más grandes y a más profundidad; entre cien y ciento cincuenta metros de red a seiscientos metros de profundidad. Pero por mucho que haga casi cien años que la pescamos -que realmente, es muy poco-, la gamba solo hace veinte o treinta años que es un producto apreciado gastronómicamente. No fue hasta la revolución de la alta cocina a finales del siglo XX que la gamba llegó al estatus de calidad que tiene ahora; no porque no fuera buena, sino porque se la consideraba un producto más, como cualquier otro.

La gamba roja de Palamós es un producto excelente con un sello de calidad propio. / Foto: Carlos Baglietto

Una casualidad muy curiosa que el crítico interpretó como una copia de los Roca a Dacosta, pero que en realidad fue fruto de la casualidad de dos genios con inspiraciones gemelas

3. Inspiraciones gemelas de los dos chefs

La historia más curiosa de la gamba de Palamós, y de hecho, también la de Dènia -la que utiliza al chef Quique Dacosta en su restaurante homónimo- la explicaban los dos cocineros ayer en la feria Alimentaría & Hostelco. Resulta que un crítico gastronómico que comió en el restaurante de Dacosta, antes de la era internet y que existieran las redes sociales, probó un gazpacho de cerezas con gamba. Al cabo de un tiempo de visitar Dacosta, el mismo crítico gastronómico fue al Celler de Can Roca y probó un plato idéntico hecho con gambas de Palamós. Resulta que al mayor de los hermanos Roca se le había ocurrido la misma idea que al chef de Dènia, aunque no hubiesen hablado ni hubiesen presentado el plato en ningún congreso ni feria. Una casualidad muy curiosa que el crítico interpretó como una copia de los Roca a Dacosta, pero que en realidad fue fruto de la casualidad de dos genios con inspiraciones gemelas.