El arroz con leche es uno de esos postres tradicionales que evocan recuerdos de la infancia y, a menudo, intentamos replicar el sabor y la textura perfectos que nuestras abuelas lograban con maestría. Lograr un arroz con leche que rivalice con el de la abuela requiere atención a los detalles y algunos trucos que pueden marcar la diferencia. A continuación, se presentan algunos consejos para lograr ese arroz con leche perfecto y delicioso.
Un arroz con leche como el de tu abuela
El tipo de arroz es crucial. Opta por arroz de grano corto o arroz arborio, ya que liberan más almidón durante la cocción, lo que le da al postre una textura cremosa. Evita el arroz de grano largo, que no tiene la misma capacidad de absorber líquidos y liberar almidón. Antes de cocinar, enjuaga el arroz con agua fría para eliminar el exceso de almidón superficial. Esto ayuda a que los granos no se peguen demasiado durante la cocción inicial y evita que el postre se vuelva demasiado pegajoso. Cocina el arroz en agua durante unos 5-7 minutos antes de añadir la leche. Este paso inicial ayuda a ablandar el arroz y asegura una cocción uniforme. Escurre el agua sobrante antes de añadir la leche.
La clave para un arroz con leche cremoso está en la leche. Utiliza leche entera para obtener una textura rica y suave. También puedes agregar una porción de crema o leche evaporada para un extra de cremosidad. Si quieres un toque más indulgente, una cucharada de mantequilla al final de la cocción puede ser un excelente aditivo. La paciencia es fundamental. Cocina el arroz a fuego lento, removiendo constantemente para evitar que se pegue al fondo de la olla. Este proceso puede llevar entre 30 y 40 minutos. La cocción lenta permite que el arroz absorba la leche gradualmente y se infunda con los sabores.
Para replicar el sabor de la abuela, añade una rama de canela, una cáscara de limón o de naranja, y una vaina de vainilla al comienzo de la cocción. Estos ingredientes aportan un aroma y sabor inconfundibles que hacen del arroz con leche un postre especial. Añade el azúcar hacia el final de la cocción. Esto evita que el arroz se endurezca prematuramente. La cantidad de azúcar depende del gusto personal, pero alrededor de 100-150 gramos por litro de leche es una buena referencia. Remueve bien para que el azúcar se disuelva completamente.
Una vez cocido, deja reposar el arroz con leche unos minutos antes de servir. Este reposo permite que se asienten los sabores y que la textura se vuelva aún más cremosa. Si prefieres una consistencia más espesa, puedes dejarlo enfriar un poco más. Para un toque final, espolvorea canela en polvo justo antes de servir. Este pequeño detalle no solo añade sabor, sino que también hace que el plato sea visualmente atractivo.