El fricandó es un plato clásico de la cocina catalana que evoca recuerdos de hogar y tradición. Su carne tierna y su salsa rica y reconfortante son el resultado de técnicas cuidadosas y un conocimiento profundo de la cocina casera. Si quieres recrear el fricandó que solías disfrutar en casa de tu abuela, aquí te revelamos tres trucos para lograrlo con éxito.

3 trucos para hacer el mejor fricandó

Selección de la carne adecuada

El primer paso crucial para un fricandó meloso es elegir la carne adecuada. La ternera es la elección tradicional, preferiblemente cortada en filetes finos y tiernos. Es importante buscar cortes de carne bien marmoleados, ya que esto asegurará que el fricandó tenga suficiente grasa para mantenerse tierno durante la cocción lenta. Un consejo adicional es marinar la carne antes de cocinarla. Puedes preparar una marinada simple con vino tinto, vinagre, ajo, cebolla y hierbas aromáticas como tomillo y romero. Deja que la carne repose en la marinada durante al menos una hora, o idealmente durante la noche, para que absorba todos los sabores y se ablande aún más.

El fricandó es un plato clásico de la cocina catalana que evoca recuerdos de hogar y tradición

Cocina lenta y baja

El secreto para un fricandó verdaderamente meloso radica en la cocción lenta y a fuego bajo. Esto permite que la carne se ablande gradualmente y que los sabores se desarrollen plenamente en la salsa. Una vez que hayas dorado los filetes de carne en una sartén caliente con un poco de aceite, trasládalos a una olla grande y agrega la marinada, junto con caldo de carne o agua suficiente para cubrir la carne por completo.

Cocción lenta para un buen fricandó / Foto: Unsplash

Deja que el fricandó se cocine a fuego muy bajo durante al menos una hora, o incluso dos si es posible. La clave es tener paciencia y permitir que el calor lento haga su magia, transformando la carne en una textura tierna y suculenta que se deshace en la boca.

Espesando la salsa y añadiendo cremosidad

Para lograr una salsa rica y espesa que recuerde a la de tu abuela, puedes usar un truco sencillo: añadir una pizca de harina o maicena al final de la cocción. Mezcla una cucharada de harina con un poco de agua fría para formar una pasta suave, y luego añádela a la olla con el fricandó. Revuelve bien y deja que la salsa hierva a fuego lento hasta que espese.

Fricandó, un clásico de la cocina catalana / Foto: Unsplash

Además, puedes agregar un toque de cremosidad a la salsa al final de la cocción. Una cucharada de crema espesa o incluso un poco de mantequilla pueden elevar el sabor y la textura del fricandó, dándole ese acabado lujoso que lo hace irresistible. Siguiendo estos tres trucos simples, podrás recrear el fricandó meloso y reconfortante que tanto te recuerda a la cocina de tu abuela. Con un poco de atención a los detalles y mucho amor por la comida casera, cada bocado te transportará de vuelta a esos cálidos recuerdos de familia y tradición.