Saber si un pescado es fresco o no puede marcar la diferencia entre disfrutar de un plato delicioso o llevarse una decepción en la cocina. Muchas veces, en las grandes superficies, el pescado lleva horas o incluso días en exposición, perdiendo calidad sin que los consumidores se den cuenta. Pero hay tres trucos que cualquier pescadero experto utiliza para identificar un pescado en su mejor estado, y que @belipescaderia ha compartido en su cuenta de Instagram. El primer indicador clave son los ojos. Si están hundidos, de color amarillento y con una apariencia apagada, es una clara señal de que el pescado ha pasado demasiado tiempo fuera del agua. En cambio, un pescado realmente fresco tiene los ojos brillantes, ovalados y con el centro negro bien definido. Este pequeño detalle es muchas veces la clave para diferenciar un producto de calidad de otro que ha perdido su frescura.

Los 3 trucos para saber si un pescado es fresco

Otro punto fundamental a revisar son las agallas. Muchas veces, cuando el pescado no es fresco, las agallas presentan un tono blanquecino o incluso marrón, lo que indica que ha empezado a deteriorarse. Sin embargo, cuando el pescado acaba de ser capturado o lleva poco tiempo en el mercado, sus agallas son rojas, intensas y brillantes. Es uno de los signos más evidentes de frescura y un aspecto en el que se fijan siempre los expertos antes de hacer una compra. Si las agallas tienen mucosidad o desprenden un olor fuerte y desagradable, es mejor evitar ese pescado, ya que podría estar en mal estado.

Uno de los trucos es fijarse en el color de las agallas / Foto: Unsplash
Uno de los trucos es fijarse en el color de las agallas / Foto: Unsplash

Por último, hay que prestar atención al color general del pescado. Un pescado que ha perdido frescura tiende a volverse más blanquecino y mate, con una piel opaca y sin brillo. En cambio, cuando está realmente fresco, su piel es vibrante, con reflejos metálicos y una textura firme al tacto. Esta diferencia es especialmente notoria en especies como la lubina, la dorada o el besugo, donde el cambio de color del pescado es un claro indicador de su estado. Además, al presionar suavemente la carne del pescado con un dedo, esta debe recuperar su forma rápidamente. Si la marca del dedo permanece, es señal de que el pescado no está en su mejor momento.


Estos tres trucos son sencillos, pero efectivos para asegurarse de que lo que llevamos a casa es de la mejor calidad posible. Un pescado fresco no solo garantiza mejor sabor y textura, sino que también es más saludable y seguro para el consumo. La próxima vez que vayas a comprar pescado, fíjate en los ojos, revisa las agallas y observa el color general del pescado. Con estos detalles en mente, nunca más tendrás dudas sobre si un pescado está en su punto óptimo o si ha pasado demasiado tiempo en el mostrador. Convertirse en un experto en elegir pescado fresco no es difícil, solo hace falta un poco de atención y práctica. Con el tiempo, estos consejos se volverán parte de tu rutina de compra y sabrás diferenciar un buen pescado con solo echarle un vistazo.