Comer sushi parece fácil, pero hacerlo bien es otro asunto. Para los japoneses, el sushi no es solo comida, es un arte con normas muy marcadas que van desde la manera de coger un nigiri hasta cómo mojarlo en la soja. Y aunque en occidente hemos adoptado esta joya gastronómica con entusiasmo, también hemos desarrollado ciertos hábitos que, en Japón, provocarían más de un suspiro de desesperación. Eso sí, ellos tan educados nunca te lo echarían en cara.

Cómo comer sushi

Desde bañar el arroz en salsa de soja hasta desarmar un nigiri con los palillos, hay errores que cometemos sin darnos cuenta y que, para un maestro sushiman, serían casi una herejía. Así que, si quieres disfrutar del sushi como un auténtico japonés y evitar miradas de desaprobación en tu próxima visita a un restaurante nipón, toma nota de estos cinco gestos que es mejor dejar de lado. ¿Cuántos de ellos has hecho sin saberlo?

Assortit de sushi
Surtido de sushi / Foto: Cedida

Ni se corta ni se muerde

El sushi está diseñado para comerse de un solo bocado, y hay una razón práctica detrás de ello: si intentas morderlo, lo más probable es que la pieza se desmorone antes de que termines de disfrutarla. No es solo una cuestión de etiqueta, sino de pura supervivencia gastronómica. Así que, en lugar de enfrentarte a un trozo de arroz descompuesto y a una lucha con los palillos, lo mejor es respetar la norma y llevarlo entero a la boca. Tu experiencia (y tu dignidad) lo agradecerán.

Ni se pincha

Si los palillos te juegan una mala pasada y el sushi parece resbalarse una y otra vez, no hay problema: usar las manos está completamente aceptado en la gastronomía japonesa. Lo que nunca deberías hacer es clavar los palillos en la pieza como si fueran un tenedor improvisado. Además de ser poco práctico—porque lo más probable es que la pieza se desarme antes de llegar a tu boca—, en Japón este gesto tiene una connotación negativa, ya que recuerda a los rituales funerarios en los que se colocan palillos en posición vertical en un cuenco de arroz como ofrenda. Así que mejor evitarlo si no quieres miradas incómodas o, peor aún, arruinar el equilibrio de tu sushi antes de probarlo.

Soja: la justa

La salsa de soja no está ahí para ahogar tu sushi. De hecho, en la gastronomía japonesa se usa con moderación para realzar el sabor del pescado, no para enmascararlo. Si sumerges la pieza por completo, sobre todo si el arroz entra en contacto con la soja, lo único que conseguirás es que se deshaga antes de llegar a tu boca. La forma correcta de hacerlo —cuando el sushi no viene ya aderezado por el chef— es mojar ligeramente la parte del pescado, nunca el arroz. Y si te sirven nigiris con un toque de salsa ya aplicado, ni se te ocurra añadir más.

Esa cosa rosa

Ese pequeño montón de jengibre encurtido que suele acompañar el sushi no está ahí para combinarlo con la soja ni para hacer experimentos con el wasabi. El gari, como se le conoce en Japón, tiene una función muy clara: limpiar el paladar entre bocado y bocado. Su ligero toque ácido y dulce ayuda a neutralizar los sabores anteriores para que cada pieza de sushi se disfrute con toda su intensidad. Mezclarlo con la salsa de soja o untarlo con wasabi no solo altera su función, sino que, además, es una costumbre totalmente ajena a la tradición japonesa. Así que la próxima vez que vayas a por un nuevo bocado, hazlo bien: tómate un pequeño trozo de gari antes de cambiar de tipo de sushi y deja que haga su magia.

Nada de uno de aquí y otro de allí

En Japón, el sushi no se come al azar ni a capricho. El orden en que pruebas cada pieza importa, y seguirlo no solo mejora la experiencia, sino que te permite apreciar mejor los sabores. La regla general es empezar por los sabores más suaves y terminar con los más intensos. Primero los pescados blancos o más delicados, como la lubina o el besugo; luego los más grasos, como el atún o el salmón, y por último los sabores más potentes, como la anguila o los makis con salsas.

Seguir este orden no es una manía sin sentido: permite disfrutar al máximo del equilibrio de cada pieza sin que los sabores fuertes enmascaren los más sutiles. Así que, si quieres comer sushi como un auténtico japonés, no empieces con un nigiri de anguila bañado en salsa y dejes para el final un sencillo pescado blanco… tu paladar (y el sushiman) te lo agradecerán.