El sistema Nutriscore se presenta como una herramienta útil para ayudar a los consumidores a elegir productos más saludables, pero en la práctica, tiene fallos que pueden inducir a errores. Uno de sus principales problemas es que penaliza cualquier alimento con grasa sin diferenciar entre grasas saludables y no saludables. Esto significa que productos como el aceite de oliva, reconocido por sus beneficios para la salud, reciben una mala nota, con una D, mientras que otros productos ultraprocesados pueden obtener mejores calificaciones. Un ejemplo llamativo es el cacao en polvo puro, que recibe una nota peor que el cacao instantáneo, a pesar de que este último suele estar cargado de azúcares añadidos. Algo similar ocurre con el chocolate de alto porcentaje de cacao, que también recibe calificaciones bajas solo por su contenido graso, sin valorar su calidad nutricional.
Las 5 pifias del Nutriscore que te hacen tomar malas decisiones
Otro fallo importante es que no distingue entre los distintos tipos de azúcar. En su sistema de puntuación, no se diferencia entre los azúcares propios de los alimentos, los azúcares libres y los añadidos, lo que lleva a situaciones absurdas. Algunos cereales para el desayuno, que contienen altas cantidades de azúcar añadido, pueden obtener una B o una C, mientras que otros productos naturales son penalizados sin justificación. Esto puede generar una percepción errónea de que estos cereales son opciones saludables, cuando en realidad no lo son.

Además, Nutriscore ignora por completo si un alimento es integral o refinado. Su análisis se basa en el contenido de azúcares del producto, sin tener en cuenta la cantidad de fibra que aporta. Como resultado, productos integrales pueden recibir notas similares o incluso peores que sus versiones refinadas, a pesar de que la fibra es un elemento clave para una alimentación equilibrada. Esto desinforma a los consumidores y puede llevarlos a optar por productos menos saludables sin darse cuenta.
El Nutriscore nunca va a considerar las cantidades reales de consumo
Otro aspecto problemático es que Nutriscore evalúa los alimentos en función de 100 gramos, sin considerar las cantidades reales de consumo. Esto es especialmente grave en alimentos como el aceite de oliva o el chocolate negro, de los que normalmente se consume una cantidad mucho menor a la referencia utilizada. Como consecuencia, productos que son perfectamente saludables en porciones adecuadas reciben malas calificaciones solo porque el sistema no ajusta la evaluación a la realidad del consumo diario.
Por último, los rebozados industriales reciben una valoración engañosa, ya que Nutriscore no considera que posteriormente serán fritos. Esto significa que productos ultraprocesados que están destinados a ser cocinados en aceite pueden recibir una calificación más positiva de la que realmente merecen, ocultando su verdadero impacto en la dieta. Estos errores hacen que Nutriscore no sea un sistema fiable para evaluar la calidad nutricional de los alimentos. Según @alvarovargas80, basarse en esta clasificación para tomar decisiones de compra puede llevar a elecciones equivocadas y alejar a los consumidores de una alimentación realmente saludable.