La media de intoxicaciones por consumir carne en mal estado oscila entre los 5.000 y los 6.000 casos al año en la Unión Europea. Estos datos incluyen solo aquellos que han necesitado ayuda médica, por lo que el número total es mucho más amplio. A la hora de buscar un culpable a estas intoxicaciones que ponen en riesgo nuestra salud, todas las miradas se dirigen a la industria cárnica, quienes deben asegurar que sus productos son seguros a la vez que trabajar para mantener bacterias alejadas de sus instalaciones.
Aun así, hay cierta culpa en como el consumidor final trata esos productos y es que en casa también se pueden tomar muchas precauciones para evitar una carne en mal estado o, simplemente, para que esa carne que llega en perfectas condiciones a nuestras manos se eche a perder.
¿Cómo saber si la carne está en condiciones óptimas?
Aquí te presentamos 5 señales claras que indican que la carne está en mal estado, independiente de que hablemos de cerdo, pollo o ternera.
Fecha de caducidad
Aunque la fecha de caducidad es solo una guía y no siempre indica la frescura exacta del producto, es un buen indicador de cuándo la carne puede comenzar a deteriorarse. Con la idea de minimizar el desperdicio y ofrecer precios muy atractivos, se ha impuesto el apurar más el tiempo durante el que se ofrecen los productos al consumidor en el supermercado (aunque se avise). Esto puede suponer un ahorro en la cesta de la compra, pero es importante comprobar que está bien el producto y dedicarle unos minutos extra a examinarlo bien.
Color y textura anormales
Uno de los primeros indicadores de que la carne podría estar en mal estado es un cambio notable en su color y textura. La carne fresca suele tener un color brillante y una textura húmeda y firme. Si la carne está descolorida, tiene manchas oscuras o tiene una textura viscosa o pegajosa, es probable que esté en mal estado.
Olor desagradable
El olor es un indicador clave de la frescura de la carne. Si percibes un olor fuerte y desagradable al abrir el paquete de carne, es probable que esté en mal estado. El olor a amoníaco, putrefacción o fermentación son señales claras de que la carne ha comenzado a descomponerse y no es segura para el consumo.
Presencia de moho
El moho es un signo evidente de que la carne está en mal estado. Si encuentras crecimiento de moho en la superficie de la carne o en el envase, no la consumas bajo ninguna circunstancia. El moho puede producir toxinas peligrosas que pueden causar enfermedades graves. Y no es suficiente con retirar la parte afectada, ya que las raíces y las esporas de ese moho han podido infectar todo el contenido de ese envase.
Envase hinchado
El moho es muy evidente y se deja ver con claridad, sobre todo en la carne procesada como el jamón de York. Pero las bacterias se esconden mucho mejor y no son tan fáciles de detectar. En los envases cerrados al vacío sí es posible darse cuenta de que algo falla. En estos casos, el paquete se hincha y el plástico que lo recubre está muy abultado. Eso significa que hay bacterias vivas que se están reproduciendo sin control, lo que genera un gas que produce que el paquete se hinche. Una señal clara de que debes tirar ese producto inmediatamente.
Y recuerda, la carne picada es la más propensa a deteriorarse, así como acumular bacterias con más rapidez. Por lo que debes vigilar muy bien ese tipo de productos.